No olvidemos a quienes desde la infancia cargan el pesado yugo de la discriminación. Su vida al ras de la tierra, pasa desapercibida por nuestra vista.

Ana Paula, dos años de tu partida

Ana Paula,
en tu sonrisa
pervive el recuerdo
de tu figura luminosa,
de tu trato afable, desinhibido
y siempre cercano.
Inigualable con tu voz desatada.

Llegaste como el viento impetuoso,
como las nubes cargadas
de relámpagos,
como los remolinos que nos envuelven
con su fuerza.

Llegaste como esa chispa mágica y fugaz,
que como el agua del rio,
nos arrulla, nos refresca
y se escapa de nuestras manos.

Ana, después de todo,
luchamos en buena lid,
con ese ánimo desbordante
y el deseo ferviente
de que florezca la justicia.

Fue una dicha compartir
en torno a la mesa,
los sorbos de alegría
con la medicina del maguey.

La nostalgia nos atrapa
y la distancia nos estruja el corazón,
porque ya no será posible recorrer
contigo esta travesía.

Aprendimos juntos
a caminar por senderos inhóspitos,
en las noches sin luna,
bajo la lluvia y en medio de los lodazales.

Queda el recuerdo,
de la voz de quien clama justicia en la Montaña.
De quienes luchan sin descanso,
para que llueva la esperanza.

Doña Lucia tu comadre,
sigue sembrando cuesta arriba,
la flor roja de la pobreza y la violencia.
Es ahora abuela,
y su felicidad que le dan sus nietos,
es a cambio de mayores sacrificios
para moler el maíz,
y poner las tortillas en el comal.

La batalla de las mujeres de la Montaña,
contra la violencia es como el rocío
que humedece la tierra fértil
y embellece las noches del silencio.

Ana, que la amistad nunca se marchite,
por el paso de los años.

Con cariño,
las y los Tlachis

Tlapa de Comonfort, Gro, 7 de abril del 2021

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