Es esperanzador para los pueblos y los oprimidos irrumpir este día en el escenario estatal, mostrando unidad en las acciones concretas del pueblo que lucha por mejores condiciones de vida.
Nos toca sobrevivir una generación donde el capitalismo se afianza en el mundo. Se convierte en un sistema y forma de vida que amenaza con asimilarnos y diluir las diferencias de visiones y pensamiento. Se erige como la nueva hegemonía política y económica, que acumula cuantiosas riquezas para unos cuantos y miseria y exclusión para las mayorías. Genera violencias, guerras, destrucción total de los bienes naturales del planeta, poniendo en riesgo la coexistencia de la especie humana.
Mientras tanto en nuestro país se continúa con las políticas basadas en el modelo económico de corte capitalista.
A la fecha, la mayoría de los mexicanos se debate en la miseria, estados como Guerrero, Chiapas y Oaxaca continúan en el sótano del desarrollo humano. Los informes oficiales siguen ubicando a varios municipios de estas entidades entre los más pobres. Los programas sociales del gobierno son insuficientes para resolver la exclusión social histórica que padecemos.
La violencia que generan las bandas delictivas sigue imparable, datos oficiales dan cuenta de más de 100 mil desaparecidos al día de hoy, tan sólo en este gobierno se cuentan 30 mil desaparecidas y desaparecidos, los índices de feminicidios y violencia contra las mujeres crecen exponencialmente sin que existan políticas de gobierno efectivas que reviertan estas problemáticas, por el contrario, se descalifica la lucha y organización de las mujeres.
Los derechos de los pueblos indígenas y Afromexicanos siguen sin ser reconocidos en la Constitución. La iniciativa de reforma constitucional que presentó el instituto Nacional para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas (INPI) quedó en la congeladora legislativa. El gobierno federal ha privilegiado otros proyectos de infraestructura dejando en segundo plano a los pueblos originarios.
La militarización es una realidad, cada vez se otorgan mayores facultades legales a las fuerzas armadas, consolidando así un andamiaje jurídico para un régimen autoritario y de mano dura, que contenga la movilización e inconformidad social que puedan emerger en el futuro. Las facultades legales que gobiernos priistas y panistas no le dieron al ejército mexicano por falta de consensos hoy se ofrecen en bandeja de plata.
Mientras tanto el movimiento social y las izquierdas yacen dispersos y desarticulados, sin posibilidades de ser un referente que impulse una lucha de clases hacia un cambio verdadero.
El panorama en Guerrero es igualmente gris y desolador, seguimos encabezando la lista de los más pobres, la violencia que provocan las bandas delictivas no cesa ni un ápice, generando muertes y derramando sangre en todos los rincones de la entidad, zonas completas son controladas por las bandas delictivas que imponen su ley. Los grupos caciquiles que han esquilmado y oprimido al pueblo de Guerrero siguen intactos, han conservado sus cotos de poder, pactando con el actual gobierno estatal que no representa una alternativa ni se diferencia de los gobiernos autoritarios y corruptos del pasado.
Las protestas sociales que tienen lugar todos los días en el estado, son un termómetro inequívoco de la inconformidad social. Las injusticias, la falta de educación, salud, alimentación, vivienda digna, los adeudos a los trabajadores de salud y educación son una asignatura pendiente, sin olvidar la impunidad en que se encuentran los asesinatos de luchadores sociales, defensores de derechos humanos y periodistas, los miles de desplazamientos forzados por la violencia irracional de las bandas delictivas, así como la desaparición de los 43 estudiantes de Ayotzinapa y los más de 5 mil más en Guerrero.
Por lo anterior, es imprescindible que las organizaciones sociales de izquierda y progresistas confluyamos en la lucha por justicia y mejores condiciones de vida. Este primero de mayo debe ser el inicio de la organización del pueblo. Es menester conformar un referente estatal, construir una agenda y plan de lucha unitarios, que permita la acumulación de fuerzas y consolide la unidad del pueblo para ir caminando en la resolución de los problemas concretos e impulsando la lucha de clases que haga posible un cambio verdadero donde impere la justicia, haya pan, techo, tierra y una vida digna para todos.
Es un urgente prescindir del sectarismo y privilegiar todas las formas de lucha siempre y cuando eleve la conciencia de clases, genere organización popular y resuelva las demandas del pueblo.
No podemos ser escépticos a la pobreza secular e injusticias que padece nuestro pueblo, no debemos seguir permitiendo que el gobierno pacte con los caciques responsables de esquilmar nuestra entidad y de derramar la sangre de luchadores sociales, campesinos y estudiantes que solo exigen respeto y garantía de sus derechos.
Ni lucha aislada más, a construir la organización del pueblo, a forjar la unidad de los trabajadores del campo y la ciudad. A luchar por un guerrero donde habite la justicia y resplandezca un nuevo amanecer.
ATENTAMENTE.
¡De Norte a Sur, de este a oeste, ganaremos esta lucha cueste lo que cueste!
¡Porque vivos se los llevaron, vivos los queremos!
ENCUENTRO ESTATAL DE ORGANIZACIONES SOCIALES.