Tlapa, Guerrero, a 23 de junio del 2023. Los restos óseos de personas siguen emergiendo de los cerros de la colonia Rancho Viejo. Desde muy temprano la brigada de búsqueda empezó a desenterrar restos humanos sembrados en los campos de la muerte, minados por la violencia de los grupos de la delincuencia organizada. Fueron más de 12 restos óseos encontrados durante las excavaciones de este jueves y viernes.
Los peritos de la Fiscalía General del estado mostraron a las familias los restos óseos de personas que fueron encontrados. Afirmaron que los hallazgos estaban dispersos en un área de tres metros de longitud y dos metros de profundidad. El Fiscal regional de Tlapa dijo que estaba con las familias, “no están solos, ustedes vieron que todo el día estuvimos trabajando, las puertas de la Fiscalía están abiertas”. También dijo que se abrió una carpeta de investigación por los restos óseos hallados. La perito explicó algunos detalles de la búsqueda, pero por parte de las familias quedaron interrogantes flotando en el aire.
A pesar de que la Fiscalía intentó mostrar un rostro humano y que realizaron las excavaciones, las familias quedaron disgustadas porque esperaban una respuesta clara sobre los estudios de genética para su identificación. Lo único que dijeron las autoridades es que especialistas van a realizar los estudios pertinentes y que por el momento se tienen que esperar los resultados. Las buscadoras y buscadores del Colectivo Luciérnaga reclamaron porque “no se están haciendo las confrontas” para saber si algún resto óseo corresponde a su familiar desaparecido.
Las familias quedaron tristes y con la misma incertidumbre que las acompaña por más de cinco años. Dijeron que no es posible que la Fiscalía esté perdiendo restos humanos valiosos para su identificación. No les interesa a las autoridades porque desde que desaparecieron sus esposos, esposas, madres, padres, hijas e hijos nunca activaron las alertas para realizar las búsquedas. Fue un calvario interponer las denuncias porque no fueron escuchadas, al contrario, las criminalizaron. Tuvieron que enfrentar los trámites engorrosos y los tratos despóticos de las autoridades, hasta las copias tenían que pagarles.
Las primeras búsquedas las realizaron por cuenta propia porque no hubo reacción de las autoridades locales y estatales. Fueron los primeros en recorrer los cerros y barrancas aun con el miedo de ser desaparecidos o desaparecidas. Algunas familias fueron amenazadas, pero no se arredraron porque pudo más la esperanza de encontrar a sus seres queridos.
Las búsquedas empezaron a ser más frecuentes desde que se creó el Colectivo Luciérnaga, hace cuatro años. Desde entonces se han realizado siete búsquedas. Este viernes fue la 8 jornada de búsqueda con resultados que rayaron entre el dolor y la esperanza. Las lágrimas no pudieron contenerse por los sentimientos encontrados y por la impotencia de no saber dónde están sus desaparecidos.
En cada palada las familias se mantuvieron atentas a los descubrimientos. Había momentos de silencio, pero también comentarios del por qué hay gente muy mala. ¿Por qué los desaparecieron? ¿Por qué tanta violencia? El sol estaba como una brasa, pero las interrogantes seguían hasta que los peritos paraban por momentos los trabajos. La risa no podía faltar, pero luego el semblante de todas se hacía pálida cuando se enteraban de un nuevo hallazgo. Sabían que el tormento iba a terminar, pero en el fondo esperan que estén con vida. Esa leve esperanza se desmorona en segundos y con tristeza se preguntan si los restos encontrados pertenecen a alguno de sus familiares.
Doña Susana, una integrante del Colectivo Luciérnaga, busca a su esposo desde el 24 de junio del 2017, el día de mañana se cumplirán cinco años desde que fue desaparecido. En seis años las autoridades no han hecho nada. Le preocupa que el proceso de identificación de los restos que se encontraron en esta jornada se tarde o que ni siquiera sean notificados como ha ocurrido en otras ocasiones. El temor es legítimo porque de los 8 cuerpos y 70 restos humanos que se han encontrado en siete búsquedas no saben de algún resultado. Este es un reclamo que comparten todas las familias indígenas olvidadas en estas tierras de muerte.
Las buscadoras y buscadores del Colectivo Luciérnaga consideraron que la Fiscalía General del estado de Guerrero iba muy lenta en las excavaciones por falta de personal. Las familias no pudieron acercarse hasta que las autoridades llamaron para explicar los resultados positivos de la búsqueda. Todo fue muy tardado porque el fiscal no quiso que la brigada de búsqueda metiera mano. A las 6 de la tarde dieron por terminado los trabajos. El personal de la Fiscalía extendió en un mantel de tela pellón más de 12 huesos humanos que se llevarán a Chilpancingo para identificar a qué persona corresponde.
Al finalizar, las familias pidieron a las autoridades, tanto a la Fiscalía como a la Comisión Nacional de Búsqueda, seguir con los recorridos en los cerros y barrancas de Tlapa por lo menos cada tres meses. Doña Sofía no pudo contener el llanto porque no sabe nada de su hermano, y con la mano en el corazón dijo que era importante continuar las búsquedas para dar con el paradero de sus seres queridos. ¿Dónde están?