Frente a la violencia generada por el actuar de las fuerzas de seguridad pública estatales y federales en Tlapa de Comonfort, Guerrero, antes y durante la jornada electoral del pasado 7 de junio de 2015, le invitamos a firmar esta acción urgente en línea para exigir al gobierno estatal y federal:
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Garantizar la integridad de la población de Tlapa y de las personas detenidas por la Policía Federal en las instalaciones de la CETEG.
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Llevar a cabo una investigación independiente, expedita y eficiente de todos los hechos ocurridos el día 7 de junio, con especial atención a la ejecución del joven Antonio Vivar Díaz; así como procesar a las autoridades responsables de la misma.
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Iniciar los procesos administrativos y judiciales contra autoridades Estatales y Federales que faltaron a su deber de prevenir razonablemente estas graves violaciones a los derechos humanos.
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Garantizar la atención integral, médica y psicológica, de las personas lesionadas.
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Establecer la verdad y reparar integralmente los daños a las víctimas y sus familiares.
NOTA: En caso de ser necesario, puede editar el texto de la carta que será enviada a las funcionarios del gobierno estatal y federal.
Algo sobre la vida de Antonio Vivar Díaz, «Toño»
Toño, como todo mundo acostumbraba decirle, formaba parte de dirigencia colectiva del movimiento popular guerrerense (MPG) de esta ciudad. Su compromiso le nació con el acercamiento que tuvo en los últimos cuatro años con las comunidades indígenas. En este proceso de inserción se reconoció como parte de estos pueblos. Recuperó su identidad y revaloró el origen Tu’un Savi de sus padres. Fue el penúltimo de una familia de ocho hijos y su mayor tristeza es no tener al lado suyo a su padre, un maestro de educación indígena, que asumió un compromiso con las autoridades comunitarias para apoyar y defender sus iniciativas relacionadas con sus derechos fundamentales.
Toño siempre mostró posturas firmes e increpaba a sus compañeros de grupo cuando se evadía el compromiso para trabajar con las comunidades. Tuvo la sabiduría para saber escuchar y obedecer los consejos y las normas de los Xiñá, los grandes hombres que cuentan con la experiencia de los años y que saben guiar a la comunidad. Con esta Licenciatura Toño encontró lo que buscaba, formarse académicamente para poder servir a los que menos tienen, forjar su perfil profesional en el campo, trabajando con los artesanos y campesinos, caminando con ellos en las mojoneras y conociendo los lugares sagrados que desde hace siglos conservan los guardianes de sus territorios. Toño creció en medio de muchas carencias económicas. Por la ausencia de su padre se vio obligado a trabajar desde los diez años, aprendió a hacer pan al lado de su hermana mayor, quien en los primeros años fungió como su segunda madre.
Entre sus compañeros siempre fue un joven alegre, gozoso, amante de la música. La guitarra fue su mejor compañía en los momentos difíciles de su vida y entre sus grandes reportorios siempre aparecían Joaquín Sabina, Mercedes Sosa y Silvio Rodríguez. Fue trovador de la Montaña que se enamoró de la lucha por lo justo. Después de la tragedia de Iguala con la desaparición de los 43 estudiantes normalistas, Toño ya no fue el mismo, cambió radicalmente. Asumió la causa de los padres y madres de familia. Se reencontró con su pasado indígena y con el sufrimiento que traía a cuestas por el trato discriminatorio que sufrió desde niño cuando convivía con las familias mestizas en la cuidad de Tlapa.
Gracias por sumarse a esta Acción Urgente.
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