Opinión Historias que duelen y que indignan En la comunidad de Joya Real, a pesar de que tenemos tierras, no las ocupamos porque nuestra pobreza es muy grande. Es un problema que tenemos con todos los gobiernos, porque nos tienen abandonados. Nunca nos visitan. Cuando lo hacen es porque traen alguna despensa para que votemos por ellos. Ya que están en el palacio, no nos atienden porque según andan gestionando obras en Tlapa o Chilpancingo. La realidad es que la creación del nuevo municipio, no nos benefició a quienes vivimos lejos de la cabecera. Les va bien a algunas familias que ahora tienen dinero y pagan a la gente para ganar elecciones. Ahora se dan muchos asesinatos en mero Cochoapa,y todo por el pleito de la presidencia. Hace más de 3 años desaparecieron a un presidente que ganó la elección y según se sabe, apareció muerto en el río Tlapaneco. También han matado a ex presidentes y ex síndicos. En los bailes de la fiesta se han dado balaceras en la cancha. En este trienio que pasó hubo como 10 asesinatos de gente que ocupó cargos en la presidencia y en el comisariado de bienes comunales. Los que aquí vivimos no sabemos por qué tanta muerte, sin que las autoridades del estado y la federación hagan algo. El ministerio público solo viene a levantar los cuerpos, pero en verdad no investiga. Las cosas están peor, porque vemos que andan libres los que cometen estos delitos. Quiere decir que son sus cómplices. Por eso la gente no denuncia, porque les tiene miedo. Cuando nos animamos a sembrar, solo lo hacemos para comer elotes y para poner la ofrenda en el altar de los muertos. Yo por ejemplo nada más siembro un litro de maíz y vengo sacando 5 costales de mazorca. Cuando desgrano, se medio llenan dos costales, que no pesan ni cien kilos. ¿Tú crees que con eso voy a poder mantener a mi familia todo el año? Eso no nos alcanza ni para un mes. Por eso aquí en Joya Real, nos vamos en cuadrillas a trabajar a varios estados. Por ejemplo ahorita que pasó la fiesta de los difuntos casi todos nos vamos a los estados de Michoacán y Colima, al corte de tomate y de chile. Vamos a estar trabajando en los campos de varios patrones todo el tiempo del frio. Nos regresamos a finales de febrero. Solo en el mes de marzo venimos a ver la casa y a nuestros abuelos que aquí se quedan con las autoridades. Nuevamente en abril salimos con toda la familia, pero ahora agarramos rumbo a León Guanajuato, Zacatecas y Jalisco. Ahí andamos de campo en campo hasta el mes de septiembre. Nos venimos otro rato al pueblo, y algunos que no les va bien en el corte, se vuelven a regresar en octubre, porque en la comunidad no hay que comer. Nuestra historia es muy dura porque trabajamos mucho y ganamos poco. En el corte de tomate nos pagan 5 pesos por una cubeta de 19 litros. Para que nos convenga el trabajo, tenemos que recolectar toda la familia. Ellos llenan las cubetas y los que cargamos tenemos que llevarnos 4 cubetas: una en el hombro, otra en la cabeza y una en cada mano. Solo así aprovechamos el viaje que hacemos del surco hasta donde están los camiones. Son 100 metros hasta casi medio kilometro, que tenemos que llevar las cubetas. Por eso no nos conviene acarrear de una cubeta porque pierdes tiempo. Aún así con todo ese esfuerzo, como familia vamos sacando como 250 pesos. Muy rara vez juntamos 300 pesos al día. Nos iría un poco mejor si el caporal no nos quitara dos pesos por cada cubeta. El piensa que no sabemos que se agarra ese dinero, pero como nos consigue el trabajo, no le podemos decir nada, porque se enoja y nos corre. Yo me tuve que cambiar a otro campo porque no le aguante a la cargada. Me salió una hernia y me tuvieron que operar. El medico me dijo que ya no debo de cargar costales ni cubetas, por eso, busco otros trabajos menos pesados. Lo hago porque cuando ando en los campos, aprovecho para que mis hijos estudien. Es lo único que quiero, que ya mis hijos no anden de jornaleros porque se sufre mucho. Todos los que hablan español nos discriminan y nos maltratan. Es muy feo porque desde que subimos al autobús, el chofer nos grita. Regaña a nuestras esposas, cuando los niños lloran mucho y vomitan. En el campo tenemos que buscar un cuarto. Nos cobran caro y muchos ni luz tienen. Luego no nos dejan comprar en las tiendas del pueblo, nos obligan a consumir todos los productos en la tienda del patrón, a un precio más alto. Las chingas diarias no valen la pena, porque mientras tengas fuerza y no te enfermes, aguantas, pero si uno anda mal, como los que tienen diabetes, ya no vas a rendir igual y el caporal ya no te va a dar trabajo. En verdad como familias jornaleras no veo que tengamos un mejor futuro. Nunca vamos a salir de pobres. Desde que nací esta vida llevamos. Trabajando todo el tiempo en el sol, sin que podamos ahorrar algo y tener una mejor casita. Es más grande el problema de los papás que tienen hijos, y que de acuerdo a la costumbre, los casan muy chicos de los 12 a 15 años. Está la creencia que si te casas más grande vas a tener problemas para tener hijos, por eso prefieren que los hijos se casen temprano. También veo que como jornaleros y en el trabajo mismo que realizamos en el campo, necesitamos que alguien nos ayude, porque uno solo no puede juntar algo de dinero. Por eso algunos papás sienten la necesidad de tener varios hijos e hijas, y que pronto haya nietos para que la familia crezca y así tenga mas gente para trabajar. Se requieren más personas que desde pequeños ayuden en el trabajo del campo, porque se necesitan relevos para sobrevivir como jornaleros. Ese destino nos está llevando al absismo. Esto ya no tiene que ver con la costumbre, nada más que así dicen los mestizos. La verdad esto que vivimos es por la pobreza, es por culpa del gobierno, porque no hay escuelas. Nuestros hijos e hijas no pueden estudiar. Aquí en Joya Real, aunque hay una escuela primaria tenemos el problema que no vienen los maestros. Con el pretexto de que está lejos, y sobre todo ahora con la pandemia, no vienen. Por eso mejor nos vamos toda la familia a trabajar. Para el gobierno es mejor, porque sabe que nosotros resolvemos nuestras necesidades, que no los molestamos y así se quedan con el dinero que nos debe tocar en salud, educación, vivienda, apoyo para el campo y construcción de caminos. Todos esos millones de pesos se lo han embolsado, mientras nosotros, con nuestros hijos e hijas, sufriendo como esclavos en otros estados. Yo quiero decir que el caso que pasó con Angelica que huyó de la casa de su suegro porque estaba siendo amenazada y además fue violada, es un problema grandote que se da en varias comunidades y en otros municipios desde hace varios años. Esto se descompuso desde que los jóvenes se fueron a trabajar a Nueva York. Ellos, además de ayudar a pagar los gastos de la fiesta del pueblo, también mandan dinero para que los papás puedan comprar una niña. Antes era una costumbre de respeto, pero ahora se hace por negocio. Antes los embajadores daban consejo a los padres y madres del niño y la niña y se comprometían a respetarse. Ahora lo que se alega y regatea es el precio de la niña; es qué grupo va a tocar y cuántos cartones de cerveza y refresco se van a comprar. El dinero nos ha traído más problemas, porque hay más violencia y lo peor es que las mujeres y las niñas son a las que golpean y hasta asesinan. Por eso, las niñas como Angelica y Anayeli tuvieron el valor de huir de sus casas para pedir auxilio a sus familiares y vecinos. Estos casos pasan porque de plano el gobierno nos abandonó y dividió con los partidos políticos. Ahora entre nosotros como comunidad hemos perdido el respeto. Manda el que tiene dinero, el que tiene hijos en Nueva York o al que le va bien como jornalero. Por eso luego algunos niños dicen que su papá va a comprar a su novia, porque ya trabajó para juntar algo de dinero. Yo lo que veo es que ya se rompió la buena armonía que había cuando se daban estos matrimonios, donde los mayores daban buen ejemplo de respetar a las esposas y de cuidar a las hijas. En la comunidad se sembró la discordia, la división, los pleitos, los abusos y la violencia. Es la consecuencia de los malos gobierno que tenemos. Allá los políticos, lo único que les interesa es el dinero, quieren poder y se juntan con los delincuentes para matar a sus enemigos. También sabemos que hay muchas muertes de mujeres y de niñas en las ciudades grandes y en Tlapa mismo. Quiere decir que tampoco protegen a las mujeres. Si en la ciudad no le dan el apoyo y el cuidado a las mujeres, menos acá en Joya Real, donde la violencia principal es la del gobierno porque por muchos años nos tiene abandonados, porque ha dejado que nos dividamos y nos matemos. Porque no protege a las mujeres y niñas. Les niegan todos los derechos. Por eso les diría que se miren en el espejo, que lo que pasa aquí no se compara con lo que está pasando donde están gobernando. Primero tiene que cambiar el gobierno, tiene que empezar a trabajar con las comunidades, para que realmente haya un cambio aquí en Joya Real. Para que no haya más ventas de niñas. Me gustaría que le preguntaran en tu un savi a Angélica y Anayeli, si alguna vez en su corta vida ha sentido el apoyo del gobierno. La respuesta es negativa. El gobierno ignora, maltrata y castigas a las niñas y mujeres indígenas. Por eso aquí en la Montaña, contamos estas historias que nos duelen mucho. Centro de derechos humanos de la Montaña, Tlachinollan Share This Previous ArticleEn la Montaña la justicia tiene precio Next ArticleRenueva la alianza campo justo exigencia de aumentar el salario mínimo profesional digno para las personas jornaleras agrícolas en México 29 noviembre, 2021