Opinión Justicia para Melani Melani, una joven de Hermosillo Sonora la más alegre de su familia. Su papá es mecánico y su mamá trabaja en una maquiladora. La familia tiene que hacer jornadas fragorosas para traer la comida a la casa. Melani soñaba ser ingeniera. Estaba en primer año de la carrera cuando conoció a José Luis Martínez, un piloto aviador de la fuerza aérea con grado de teniente. Dejó la escuela para formar una familia. Por un cambio de adscripción José Luis y Melani se mudaron a Acapulco fue adscrito a la base de Pie de la Cuesta. Establecieron su domicilio en la Colonia El Pedregoso en el condominio Canta Luna donde habitaban varias familias de pilotos militares. De ser una persona amable y sensible, a los cinco meses José Luis se transformó en un ser controlador, violento, narcisista y golpeador. La empezó a maltratar verbalmente y a golpearla. En pleno embarazo la golpeó en diferentes partes del cuerpo, particularmente en el estómago. Melani tuvo que ir a la Unidad Médica Militar de Pie de la Cuesta. El médico asentó en una constancia las lesiones que tenía. Melani guardó ese documento y cuando presintió que la violencia que vivía era álgida se lo dio en secreto a sus padres. También les compartió a varias amigas la violencia que vivía al lado de su pareja. Les dio unas capturas de pantalla en las que José Luis la insulta. La llama tonta, burra que no tiene estudios, que le arruinó la vida y otros insultos denigrantes que le profería. El 27 de noviembre de 2017 por la noche salieron a cenar. El vigilante del condominio los vio entrar a su departamento, alrededor de las 9 de la noche. En la madrugada del 28 de noviembre empezaron una discusión en la recámara principal. Las cosas subieron de tono. Esta vez José Luis tomó a Melani de los cabellos, la proyectó contra la puerta de triplay rompiéndola, la tiró al piso, tomándola del cuello, la ahorcó y le rompió el hueso hioides. Melani no pudo más y perdió la vida en ese instante. Con sangre fría José Luis colocó su cuerpo en las escaleras para simular una caída accidental. Posteriormente llamó a la Cruz Roja. Les dijo a las autoridades que estaba durmiendo y que su esposa se paró a preparar la leche para el niño. Despertó porque el pequeño lloraba, buscó a Melani y la encontró en las escaleras sin vida. También llamó a los padres de Melani. Les dijo que iba a cremar el cuerpo porque ésta había sido la última voluntad de su esposa. Los padres le dijeron que no hiciera nada. Ellos saldrían para Guerrero. Al día siguiente don Martín y doña Jovita ya estaban en el puerto. Empezaron a discutir con José Luis porque ellos querían que les entregaran el cuerpo para llevárselo a Hermosillo, pero la funeraria Porcayo ya tenía los trámites de la cremación listos. Era cuestión de minutos para la incineración. El esposo de la finada insistía que esa era la última voluntad de Melani y los padres en llevarse el cuerpo de su hija. La agente del Ministerio Público tuvo que intervenir para decirle a José Luis que era un derecho de los padres llevarse el cuerpo su hija para darle cristiana sepultura. Finalmente, don Martín y Doña Jovita se llevaron los restos de Melani. José Luis nunca se apareció en el sepelio de quien fuera su esposa. José Luis en todo momento trató de evitar una investigación. Le impidió a los agentes de policía ingresar al departamento para documentar el hecho, aduciendo que el deceso de su esposa fue por un accidente, por lo mismo, insistía en cremar el cuerpo. Si los padres de Melani hubiesen llegado unos minutos más tarde sólo encontrarían las cenizas y todo habría quedado en la impunidad. En las investigaciones la tesis de la caída accidental no cuadraba. Cómo era posible que no tenía lesiones graves en una caída a 2 metros de altura y sobre las escaleras, el lado izquierdo de su cara pegaba con la pared, extrañamente de ese lado no tenía lesión alguna. Los expertos dijeron que la posición del cuerpo de Melani era atípica, dado que ofreció la cara en lugar de las extremidades que es propio de las caídas súbitas. El cerebro instintivamente ordena mecanismos de defensa por ello las víctimas anteponen las manos o pies. El cuerpo de Melani ofrecía la cara no las manos, esto indicaría que fue colocado en las escaleras después de muerta. Finalmente se llevó a cabo la prueba de luminiscencia encontrándose varias manchas de sangre en el departamento, particularmente en la recámara principal donde también estaba rota la puerta de triplay. Fue necesario exhumar el cuerpo en Hermosillo y realizar un estudio integral aplicando los protocolos de violencia contra la mujer. El resultado de este estudio arrojó que Melani tenía el hueso hioides roto asfixiándose y perdiendo la vida. En enero del año 2023 José Luis Martínez fue detenido e inició el proceso. El juicio oral se ha llevado a cabo con sendas irregularidades. La jueza del caso, Evelina Ramírez Venegas, ha sido sumamente parcial. Varias objeciones las ha resuelto a favor del acusado sin que le asista la razón, ha declarado desiertos varios testigos de cargo, particularmente de un médico que explicaría las irregularidades en la investigación y la mecánica de la caída de la víctima, ha sido intransigente con los testigos de la víctima y condescendiente con los del acusado. En una diligencia maltrató al papá de Melani. Cuando declaraba lo amenazó con multarlo olvidando que la declaración de las víctimas de la ONU obliga a las autoridades a tratar con respeto y compasión a las víctimas. A una experta que declaraba los ciclos de violencia que vivió Melani le cuestionaron su militancia feminista y la jueza lo permitió para restarle credibilidad al testimonio. El jueves 14 de los corrientes la jueza deberá dictar el fallo correspondiente. Es preciso que haya una condena. En la interpretación y valoración de las pruebas la jueza deberá privilegiar la perspectiva de género, considerando los ciclos de violencia que vivió Melani, la asimetría de poder de que era víctima frente a su agresor y la intersección de discriminaciones que sufría. Las autoridades deben sancionar la violencia feminicida y los jueces tienen el deber de hacer una interpretación amplia considerando los elementos anotados para superar las barreras que impiden que las mujeres accedan a la justicia. Decía la gobernadora que Guerrero sería un santuario para las mujeres. Para hacer realidad esta afirmación es menester que haya justicia para las víctimas. Que los feminicidas sepan que serán severamente sancionados. El Tribunal Superior de Justicia y la gobernadora deben estar pendientes de la actuación de la jueza. Esperamos que el faro de la justicia relumbre en la obscuridad de la violencia que azota Guerrero. Share This Previous ArticleIrregularidades en la justicia para Melani Next ArticleGuerrero, pueblo combativo 1 mes ago