Opinión La nueva geografía electoral en Guerrero A reserva de que el Instituto Electoral y de Participación Ciudadana del Estado de Guerrero (IEPCGRO) emita los resultados finales de las elecciones locales para ayuntamientos municipales y diputaciones locales, se dibuja un nuevo escenario electoral en nuestra entidad. Tenemos que resaltar que durante la jornada electoral no se dieron hechos de violencia que lamentar. Más bien, la población, al margen de la multiplicidad de conflictos que se viven en las siete regiones, salió a votar. De acuerdo con información del Instituto Nacional Electoral se registraron un millón 465 mil 543 votos en la entidad, con una participación del 57.83 por ciento del electorado. La candidata por Morena Evelyn Salgado Pineda ganó la gobernatura del estado con 643 mil 814 votos, quedando en segundo lugar Mario Moreno Arcos abanderado de la coalición PRI – PRD con 580 mil 961 sufragios, con una diferencia de 60 mil 853 votos. Haciendo un comparativo con la elección del 2015, donde resultó triunfador el gobernador Héctor Astudillo Flores, quien obtuvo 558 mil 229 votos, el electorado guerrerense sumó 85 mil 585 votos en esta jornada electoral. Las regiones donde concentró mayor votación fueron Acapulco, Costa Grande, Zona Norte y Costa Chica, mientras Mario Moreno encontró mayor apoyo en la Montaña, Tierra Caliente y Zona Centro. En esta primera configuración regional, Acapulco marcó la diferencia en la tendencia ganadora de Evelyn Salgado. Esto mismo sucedió, pero en menor medida en las dos Costas del estado. En la zona norte fue una votación más cerrada en favor de Morena. El voto duro del PRI se manifestó en la Zona Centro, recuperando terreno en la Tierra Caliente y la zona de la Montaña, donde Morena solo ganó 4 de los 19 municipios. En 3 de ellos su triunfo fue gracias al voto de castigo que el electorado le dio a la coalición PRI- PRD. En la segunda configuración el municipio de Acapulco, a pesar de la multiplicidad de conflictos que la actual administración morenista no ha podido resolver, el voto le favoreció ante un electorado que en su mayoría optó por cruzar las cuatro boletas por el mismo partido. En los municipios de la Costa Grande fue una disputa cerrada en Coyuca de Benítez y Petatlán, entre Morena y el PRI. En Tecpán de Galeana se impuso la coalición PRI – PRD, así como en Zihuatanejo de Azueta. Donde hubo un apoyo muy amplio para Morena fue en el municipio de Coahuayutla, sin embargo, en el municipio de la Unión se impuso el PRD a Morena. En la región de la Costa Chica, se expresa un voto diferenciado donde Morena, en estos resultados preliminares no gana en estos municipios. En San Marcos se dio una votación cerrada entre el PRD que ganó y el PRI, dejando en cuarto lugar a Morena. En Tecoanapa ganó el PVEM, en Copala se alzó con el triunfó el PRD, lo mismo sucedió en Cuautepec y Florencio Villareal. El Verde Ecologista ganó también Cuajinicuilapa y Juchitán. Por su parte, la coalición PRI – PRD obtuvo mayoría de votos en los municipios de Azoyú, Marquelia y Ometepec. Tlacoachistlahuaca el electorado optó por el PRD, mientras que, en Xochistlahuaca, la tres veces presidenta municipal Aceadeth Rocha, obtuvo el triunfo por parte del PRI. En la zona de la Tierra Caliente donde se han suscitado hechos de violencia en varios municipios, el partido Morena solo ganó en Zirándaro y Tlalchapa, mientras que el PRI arrasó en Arcelia, Tlapehuala y también en Cutzamala del Pinzón. Con más de 3 mil votos el PRI le ganó a Morena en Pungarabato. En la región Centro, el electorado de Chilpancingo optó en su mayoría por Morena dejando en segundo lugar a la coalición PRI – PRD. La capital del estado junto con Acapulco son dos municipios estratégicos por la población que concentran, el poder económico que ostentan y por su importancia política que tienen. Otro triunfo importante para Morena fue el de Tixtla donde venció a la candidata de la coalición PRI-PRD que intentó relegirse. Por su parte, el PRI mantuvo el control en el municipio de Chilapa de Álvarez, ganó en José Joaquín de Herrera y el municipio serrano de Heliodoro Castillo. La coalición PRI – PRD, ganó en los municipios de Mártir de Cuilapan, Quechultenango y Zitlala. Un triunfo sorprendente fue el del PAN que ganó en Leonardo Bravo y el de PT que ganó en Eduardo Neri con más de 250 votos a Morena. En Mochitlán obtuvo un triunfo contundente el PVEM, mientras que en Ahuacuotzingo se dio una votación cerrada entre el PRI y el PRD, logrando ganar por 60 votos el partido de la Revolución Democrática. En la Zona Norte de los 16 municipios, Morena ganó solo 3, sin embargo, un triunfo muy significativo fue el que obtuvo en Huitzuco de los Figueroa en donde logró vencer a la coalición PRI- PRD, con una diferencia de 14 mil votos, desbancando por primera vez al PRI. Ganó también en Cocula y en Cuetzala del Progreso. En esta región 4 municipios fueron para la coalición PRI- PRD, siendo Pedro Ascencio Alquisiras, Teloloapan, Tetipac e Iguala de la Independencia. Por su parte, el PAN ganó en Copalillo, Tepecoacuilco de Trujano y Pilcaya; el PT en Buenavista de Cuéllar; el PES en Atenango del Rio; mientras que MC en Apaxtla y en General Canuto A. Neri. El PRD ganó en Ixcateopan de Cuauhtémoc, y la sorpresa la dio el partido Fuerza por México con un triunfo contundente en Taxco de Alarcón. En la Montaña de Guerrero, de último momento el IEPC le dio la constancia de mayoría al candidato de la coalición PRI-PRD por el municipio de Tlapa, ante una elección cerrada con el candidato de Morena. Este mismo partido aprovechó el malestar de los electores del PRI y del PRD, en los municipios de Huamuxtitlán, Olinalá y Tlalixtaquilla de Maldonado, donde logró ganar. También refrendó su triunfo en Atlamajalcingo del Monte. El PRD ganó en Acatepec, Atlixtac y Alcozauca de Guerrero. El PRI en Copanatoyac, Cuálac y Xalpatláhuac; el PVEM en Xochihuehuetlán y Cochoapa el Grande; el PAN en Tlacoapa; el PT en Zapotitlán Tablas, Metlatónoc e Iliatenco; MC en Alpoyeca; mientras que el PES le arrebata el triunfo a Morena en Malinaltepec. Una tercera configuración son los 28 distritos electorales en las que de manera preliminar 16 han sido adjudicados para el partido Morena y 12 son para la coalición PRI – PRD. Esta recomposición de las fuerzas políticas nos muestra un Congreso donde necesariamente tendrán que establecer acuerdos básicos, para plantear una agenda legislativa centrada en las demandas esenciales que plantean los diferentes sectores sociales. Los diputados y diputadas deben de tomar en cuenta que, por parte del electorado, hay un mandato expreso para cambiar la relación de subordinación que han impuesto los gobernantes, en detrimento de la atención de las demandas básicas. Se debe de despojar de ese aire de superioridad y arrogancia, que ha causado una confrontación sistemática por parte de una población que esta harta de tanta demagogia y simulación. El Congreso ya no puede continuar con esas disputas estériles para controlar los cargos y recursos financieros en beneficio propio. Deben de entender que representan un gasto excesivo para una población extremadamente pobre. Hay una gran brecha en la representación política, que en primer lugar porque los diputados y diputadas no tienen la estatura moral y la visión política que se requiere para legislar, buscando siempre una mayor protección de los derechos humanos de las ciudadanas y ciudadanos. Hay un gran déficit legislativo que no ha sido atendido por parte de los diputados y diputadas, que tiene que ver con los derechos de las mujeres; los derechos de los pueblos indígenas y afromexicano; los derechos de los trabajadores agrícolas y sobre todo implementar reformas que garanticen los derechos de las víctimas. Se deben armonizar nuestro marco jurídico con el marco constitucional, incorporando los tratados internacionales que forman parte de nuestra legislación nacional. Los diputados y diputadas federales más allá de las fronteras partidistas deben de asumir una visión de Estado para poder impulsar cambios legislativos, que reviertan reformas que han conculcado derechos, y han priorizado la economía de mercado en detrimento de un Estado basado en la justicia social y el respeto a los derechos humanos. Tienen que ejercer su representación para asignar mayor presupuesto a obras estratégicas que orientadas a revertir el rezago social y a reactivar el campo y la economía familiar. La nueva gobernadora tiene una oportunidad inmejorable para desmontar las estructuras caciquiles, acabar con los cotos de poder que han sido parte de la corrupción y de la colusión con grupos vinculados al crimen organizado. Debe de haber una batalla frontal contra la impunidad, para ello se necesita una depuración de las instituciones encargadas de la seguridad y de la procuración de justicia. Tiene que atenderse con suma prioridad a las víctimas que desde la guerra sucia han luchado para que se investiguen los crímenes perpetrados por agentes del Estado, sobre todo deben retomarse los casos de graves violaciones a los derechos humanos, que han cegado la vida de centenas de personas, que hasta la fecha claman justicia y exigen castigo para los responsables. Se tiene que desmontar este aparato burocrático que han institucionalizado la corrupción y han normalizado la represión y el uso de la fuerza, para mantener en pocas manos el poder político y económico. El pueblo de Guerrero siempre ha estado en pie de lucha y nunca se ha dejado vencer ante tantas atrocidades, por el contrario, en todo momento esta dispuesto a pelear para liberarse de las cadenas de un sistema político que solo usa su voto para encumbrar a personas que los han traicionado y defraudado. Esta nueva configuración política es para impulsar cambios de fondo que coloquen al ciudadano o a la ciudadana en el centro de la acción política. Centro de Derechos Humanos de la Montaña “Tlachinollan” Share This Previous ArticleCOMUNICADO | Sin castigo, las atrocidades del ejército en El Charco. Next ArticlePENSAMIENTO | Cielo nublado en la Montaña 14 junio, 2021