Opinión Laura y el MAR José Luis Martínez Pérez nació en Cutzamala de Pinzón, en la Tierra Caliente, fue hijo de Julia Martínez Pérez. Desde pequeño vivió con su tía Ofelia y Julián su esposo. Su mamá salió en busca de trabajo al puerto de Acapulco. Con el tiempo se casó con Urbano Reyes, un líder de taxistas. José Luis que nació en 1947, terminó la primaria en Cutzamala y fue de los mejores alumnos de la región. Ganó un concurso académico que le dio la oportunidad de viajar a la ciudad de México para saludar al presidente de la república Adolfo López Mateos. Con el apoyo de sus maestros presentó el examen de selección en la escuela normal de Ayotzinapa, sin embargo, no alcanzó la beca. Se quedó de “gaviota” durante todo el semestre. Sus paisanos de Tierra Caliente lo apoyaron. Se las ingeniaban para conseguirle comida y le dieron un espacio en su dormitorio para que ahí descansara. Tomás Díaz fue uno de sus grandes amigos que siempre lo apoyó para que no desertara. En ese tiempo José Luis demostró su capacidad intelectual y su liderazgo estudiantil. Fue dirigente de la sociedad de alumnos y formó parte de la federación de estudiantes campesinos socialistas de México (FECSM). En el mes de enero se inscribió en la normal de La Huerta Michoacán. Continuó firme en sus convicciones político-ideológicas. Tuvo una formación marxista y pugnó para que los normalistas asumieran un compromiso social más allá del aula de clases, para impulsar la organización de los campesinos e indígenas contra la explotación de los patrones y liberarse del yugo de los caciques. Ante la efervescencia política del 68, José Luis se involucró en el movimiento estudiantil. Fue su primera experiencia que lo marcó para siempre. Como maestro le asignaron una plaza en la sierra de Oaxaca. Fue una gran oportunidad para poner en práctica sus conocimientos, pero sobre todo para entrar en contacto con la población indígena. Participaba en sus asambleas y poco a poco fue ubicando los problemas que enfrentaban con los caciques, sobre todo por el despojo de sus tierras, el pago raquítico de sus productos y el trato racista que padecían los indígenas cuando iban a la ciudad de Oaxaca. Impulsó la organización para defender sus tierras y apoyo para dar a conocer su lucha con otras organizaciones y hacer publicas sus denuncias. Pronto fue ubicado como un maestro revoltoso por los caciques y patrones de la región. En 1970 fue invitado para ser parte del Movimiento de Acción Revolucionaria (MAR), una organización político-militar que se formó en 1969 con jóvenes estudiantes becados en la universidad de Patricio Lumumba, en Moscú, Rusia. Por las buenas relaciones que existían entre los gobiernos de la desaparecida URSS y México, no fue posible que los integrantes del MAR recibieran entrenamiento en ese país. Lo obtuvieron en Corea del Norte. José Luis formó parte del tercer grupo que llegó a ese país para recibir una preparación político-militar. Permanecieron 6 meses y los 26 activistas que se prepararon, retornaron a México con la convicción de hacer la revolución. El MAR, a pesar de ser una guerrilla urbana, la mayoría de sus integrantes provenían del sector estudiantil, principalmente de las escuelas normales rurales y de la FECSM. Sus fundadores fueron Francisco Gómez Souza, Alejandro López Murillo y Salvador Castañeda. En febrero de 1971 son detenidos 9 de sus dirigentes por elementos de la dirección federal de seguridad. A pesar de este duro golpe se logró una recomposición en la nueva dirección nacional que quedó bajo la responsabilidad de José Luis Martinez, Candelario Pacheco, Pedro Moreno, Memo el abuelo, Paulino Wenceslao Arroyo y “el bigos”. En ese tiempo una parte del MAR se fusionó con otras organizaciones revolucionarias que dieron origen a la Liga 23 de septiembre. En 1975, José Luis junto con Elín Santiago Muñoz elaboraron los documentos “estrategia y táctica” que marcaron una nueva etapa del MAR ligada estrechamente al trabajo de masas y la construcción clandestina de la vanguardia revolucionaria. Elín Santiago nació en Villa Flores, Chiapas. Terminó sus estudios en la escuela normal de Ayotzinapa. Ingresó al MAR en 1974 en el equipo de formación y posteriormente pasó a formar parte de la dirección nacional de la organización. El 9 de abril de 1979, en plena semana santa, José Luis cayó abatido junto con Elín Santiago en una emboscada que le tendieron agentes de la brigada blanca, con el apoyo de la policía judicial federal y elementos del ejército mexicano. Los hechos ocurrieron en las calles 32 y Zacatecas, en Torreón Coahuila, cuando llegaban a la casa donde se realizaría una reunión del Comité Ejecutivo Nacional. Días antes, elementos de la brigada blanca detuvieron en ciudad Altamirano a Alejandro Peñaloza con su esposa y su bebé. Alejandro formaba parte de la dirección del MAR. Ya no llegó a la reunión en la calle 32. Después de las torturas que sufrió confesó dónde sería la reunión. José Luis y Elín llegaron en un coche wolkswagen, sin saber que la casa estaba tomada por la brigada blanca y que varios agentes estaban parapetados en lugares estratégicos para arremeter contra José Luis y Elín. Ante el ataque sorpresa los dirigentes del MAR no tuvieron otra opción que enfrentarse a cerca de 100 agentes armados. Elín murió atrás del asiento del carro mientras José Luis logró salir del vehículo y respondió a las descargas que se focalizaron contra ellos. Logró herir a un policía, las balas dejaron tendido en la cochera el cuerpo de José Luis, recibiendo el tiro de gracia. Laura su esposa, vivía con Jose Luis en Morelia. Ella no sabía que iba a Torreón, solo le dijo que se iba por una semana. Su sorpresa fue cuando vio las noticias en la noche que hablaban de un enfrentamiento con guerrilleros. Ahí supo que José Luis había muerto. Su preocupación fue mayor porque temía que fueran por ella a su domicilio. Tenía a su niño Inti de 2 años y medio. En esos días llegaría su hermana Paty para pasar la semana santa con ella y su hijo. No pudo hacer nada para evitar que su hermana viajará a Morelia. Paty llegó con unos amigos de Laura y José Luis, por la noche del 11 de abril los elementos de la brigada blanca allanaron la casa y torturaron al maestro Hermilo. Aguardaron toda la noche a que llegara Laura. Por la mañana, antes de llegar al domicilio vio movimientos de carros y personas encubiertas. Dedujo que la casa estaba tomada por la brigada blanca. Abrió con el duplicado que tenía, inmediatamente la detuvieron. La llevaron a una casa de seguridad. Lo que más le preocupaba en ese momento era su hijo. Temía que se lo llevaran y no supiera más de él. Sintió alivio al ver de reojo que en otro carro iba su hermana con su hijo. A Laura después de interrogarla en la casa de seguridad, la trasladaron al campo militar número uno. A patricia su hermana la llevaron a la central camionera. Antes de salir para Chihuahua el niño se puso mal y Paty tuvo temor que algo grave le pasar en el camino. Prefirió llamar a su novio que estudiaba medicina y que vivía en Guanajuato para pedir su apoyo. Ante la gravedad del hecho de que Laura había sido detenida por la brigada blanca, el novio optó por ir a la ciudad de México para atender al niño. Posteriormente se fueron a Guanajuato y programaron el día para que el novio y su familia la llevaran a Chihuahua. Lo que martirizaba a Laura en su encierro era la acción temeraria y bárbara de los militares. No sabía cuál sería su destino. Le sorprendió que un día por la mañana le llevaran unos zapatos, un brasier y una blusa. Se le hizo raro, porque esperaba más bien que le hicieran algo peor. Comentaban que a las mujeres les quitaban el brasier porque luego intentaban suicidarse. Por eso temía de que después dijeran que se había suicidado. Más tarde les avisaron que 4 mujeres serían puestas en libertad. Las sacaron vendadas y las subieron en un vehículo. En el trayecto se dio cuenta que iba el temerario comandante Florentino Ventura. Al bajar Florentino llevó del brazo a Laura que de inmediato le preguntó ¿dónde está el cuerpo de mi esposo Jose Luis? Lacónicamente le contestó “búscalo en el Semefo”. Con esa respuesta tuvo Laura para ir al Semefo y tratar de hablar con el director. Fue muy complicado porque se trasladaba desde Chihuahua. Después de tanto insistir a las secretarías, el director la recibió. Después de escuchar muchas ofensas sacó de su escritorio una licencia de José Luis y otra de Elín. Laura confirmó que ellos eran. El director después de maltratarla le dijo que pasara a la morque a identificar los cuerpos. Bajó al sótano, la primera prueba era soportar el olor fétido que se debía a que el sistema de refrigeración estaba descompuesto. Aún en esas condiciones caminó con el responsable de la morgue hacia la gaveta donde estaban unos cuerpos. Al abrir vio dos cuerpos putrefactos envueltos con lonas del ejército mexicano. A pesar de las pésimas condiciones del ambiente pudo identificar a José Luis. Solicitó la entrega de los dos cuerpos. La respuesta fue tajante, tenían que pedir autorización del general. Le dieron 15 días para que pudiera sepultarlos. Laura tuvo que ir nuevamente a Chihuahua para conseguir dinero y habló con la familia de Elín para que hicieran lo propio. El 8 de abril por la noche entregaron los cuerpos. Laura pidió el apoyo de la mamá de José Luis, sin embargo, por temor a que le pasara algo a ella o a sus hijos, no quiso involucrarse. Fue don Urbano Reyes pareja de doña Julia quien atendió la petición de Laura. Tuvo el detalle de ir en un coche con su hijo a la ciudad de México para acompañar la carroza y sepultarlo en Acapulco. Su mayor sorpresa fue que en la entrada esperaban el cuerpo de Jose Luis una fila de taxis que con el ruido de los claxon lo recibían como un héroe. Share This Previous ArticleEl desprecio por las víctimas Next ArticleSEGURIDAD DE RESGUARDO TERRITORIAL INDÍGENA 8 abril, 2024