Crónica “Los hilos de la verdad están en los cuarteles militares” Chilpancingo, Guerrero, 8 de junio de 2022. En el tercer día de la jornada de lucha, 26 de septiembre no se olvida, las madres y padres de familia responsabilizaron al ejército y a la Marina por su participación en la desaparición de los 43 estudiantes desaparecidos. Exigieron a las fuerzas armadas abrir los expedientes y faciliten toda la información del caso Ayotzinapa, pues los hilos de la verdad se encuentran en los archivos de las instituciones militares. Madres y padres de los 43 jóvenes, acompañados del colectivo de desaparecidos Lupita Rodríguez, otras familias que buscan a sus seres queridos, el Consejo de Ejidos y Comunidades Opositoras a la Presa la Parota, organizaciones sociales, maestras y maestros de la CETEG y estudiantes normalistas de México bloquearon los dos carriles de la autopista del sol, a la altura del Parador del Marqués, donde dejaron una ofrenda floral en la estela de los normalistas de Ayotzinapa, Jorge Alexis Herrera Pino y Gabriel Echeverría de Jesús, asesinados por la policía ministerial, con la participación de la policía estatal y federal. La postura de las madres y padres es que no hay avances significativos para saber la verdad de lo que ocurrió el 26 y 27 de septiembre de 2014 en Iguala, más bien las investigaciones permanecen en un estancamiento que impide el esclarecimiento de los hechos, así como tampoco se tiene la certeza sobre el paradero de los normalistas. Las investigaciones recientes indican que las fuerzas armadas están implicadas en la desaparición de los estudiantes, ya que monitorearon los movimientos de los normalistas desde que salieron de la normal, su arribo a la ciudad de Iguala y en el momento de la agresión. Elementos del ejército patrullaron las calles, personal militar adscritos a los Órganos de Búsqueda de Información (OBI) pasaron información, incluso días antes de la tragedia y fueron testigos de la agresión que padecían los jóvenes. También revisaron los separos de la policía municipal de Iguala, donde probablemente había estudiantes detenidos. Nunca ofrecieron auxilio. Con las filtraciones que se han hecho sobre el caso Ayotzinapa queda descubierto el vínculo entre autoridades locales, estatales y federales con la delincuencia organizada, particularmente de mandos del 27° batallón de infantería con el grupo delictivo Guerreros Unidos. Por eso con mucho coraje don Mario González, padre de César Manuel González Hernández, estudiante desaparecido, señala que Omar García recibía 200 mil dólares mensuales por parte del crimen organizado, según el testigo estrella de la Fiscalía General de la República (FGR) “El Gil”. En su testimonio declara que 25 estudiantes ingresaron a las instalaciones militares para ser interrogados, torturados y entregados a un grupo delictivo que supuestamente después los habría ejecutado. El mismo testigo da información para que identificaran un resto de Christian Alfonso Rodríguez Telumbre y Jhosivani Guerrero de la Cruz. Sin embargo, los datos que responsabiliza al ejército ha sido desestimada. ¿Qué más ocultan? El ejército mexicano y la Marina tienen información y pruebas relevantes que pueden esclarecer la verdad de lo que sucedió con los jóvenes. Sin embargo, se niegan tajantemente a entregarla. No pueden seguir tapando el sol por mucho tiempo, es un golpe a la democracia y a la transparencia de las instituciones. En el mitin que se realizó en el Parador del Marqués don Mario González lamentó la desmovilización de las madres y padres de familia durante tres años y medio porque tenían confianza que Andrés Manuel López Obrador, quien les prometió dar con el paradero de sus hijos. La verdad es que “retardaron la llegada del fiscal y luego los expertos independientes. Así nos llevaron mentiras tras mentiras”. “Reconocemos los avances del gobierno, pero han buscado en miles y decenas de fosas y no han encontrado absolutamente nada. Su línea de trabajo se limita a buscar a nuestros hijos en puras fosas clandestinas. Desafortunadamente nuestros hijos fueron atacados por unos cobardes, por unos asesinos sin sentimientos. Resulta que en la escuela había infiltrados que eran del ejército”, dice don Mario. “Estoy muy encabronado. No se sabe verdaderamente qué pasó ese 26 de septiembre. No sabemos qué daño le pudieron haber hecho a nuestros hijos, solo por estar en una normal. Desde que pasó todo viví 5 años y medio en la normal de Ayotzinapa y se qué sufrimiento tienen todos los chavos que llegan a inscribirse para tener una educación. Sé lo que sufren, pues no tienen ni para un huarache y eso debe entender el pinche gobierno”. Mismo don Mario le preocupa que han estado pidiendo una reunión con el presidente de México, pero no les ha hecho caso. Peor aun porque dijeron que el contrato del GIEI iba a estar al siguiente día para que siga trabajando, pero no pasó. Además, señaló que el gobierno actual está haciendo lo mismo que el pasado. El 6 de junio las madres y padres realizaron una marcha en la ciudad de Chilpancingo para dar inicio a su jornada de lucha para exigir la presentación con vida de sus hijos. Para ellos la única verdad son los 43, pero está oculta en las estructuras de los poderes. Colectivos, organizaciones sociales y normalistas secundaron al unísono en que el ejército y la Marina deben ser investigados y castigados. Caminaron del caballito al monumento de los mártires de 1960, donde se instaló un mitin para recordar la lucha universitaria en Guerrero. La caminata se hizo con el grito de la presentación con vida de los 43 y 100 mil desaparecidos más en México. Plantearon una investigación profunda contra el 27° batallón de Iguala, que entreguen todas las evidencias, que se les investigue y sean encarcelados, “desde los mandos bajos hasta los mandos superiores”. Dejaron claro que si andan en las calles protestando es porque no hay verdad y ni justicia. Continúan los pactos de silencio entres los caciques y gobiernos. Responsabilizaron a la Secretaría de Marina porque a través del informe de los expertos se sabe que participaron y estuvieron en el basurero de Cocula, manipulando y alterando el lugar para sembrar las evidencias. Nadie dijo nada. Pero también dijeron que lejos de dar respuestas los gobiernos criminalizan las luchas sociales cuando las autoridades declaran a la opinión pública que toda protesta debe ser silenciada y las víctimas desalojadas, como si se tratara de un régimen autoritario, donde no se puedan escuchar a las familias que llevan el dolor en el alma. Es peligroso que la represión sea la ecuación de los gobiernos democráticos en Guerrero. A pesar de las declaraciones de que iban a detener a cualquiera que protestara bloqueando las calles y avenidas en Acapulco, el 7 de junio las madres y padres realizaron una marcha en la avenida Miguel Alemán, en la costera, para exigir que la Secretaría de la Marina pueda abrir los archivos y brinde toda la información sobre el caso Ayotzinapa. La marcha salió en la glorieta del centro de convenciones y llegó a las instalaciones de la Octava Región Naval en el puerto. Se tenía previsto un mitin cerca del portón, pero personal de seguridad dijeron que se retiraran los manifestantes, fue cuando madres y padres escucharon y con todo el dolor y el coraje los encararon hasta que lograron entrar en una explanada. Gritaban con la misma desesperación de encontrar a sus hijos. Inmediatamente llegaron marinos armados que cortaron cartucho esperando la orden para actuar contra las madres y padres. Los marinos pedían que se retiraran, pero las madres y padres permanecieron. Fueron llegando más y más elementos de la Marina con escudos para replegarlos. El intercambio de palabras se incendió cuando trataban de empujar a las madres. -Necesito una persona para dialogar- dijo un marino. -Yo necesito a mi hijo. Nosotros necesitamos que se vayan a la cárcel todos los culpables que se llevaron a los 43, así como se llevaron a Vicente Suástegui. Queremos verdad, queremos justicia. Quiero a mi hijo. ¿Me van a decir dónde está la información del 26 de septiembre? – respondió un padre. – Necesito a los 43 padres para dialogar – intervino un capitán de la marina – ¿Nos vas a entregar a los 43? Ustedes fueron a sembrar las evidencias, tú lo sabes – reclamó don Mario, -No sé esa información- se deslindo el capitán – ¿Qué sabe? ¿Qué oculta? – exclamó don Mario. – Continuo el padre «Queremos los nombres de quienes fueron a sembrar evidencias en el basurero de Cocula y quién los mandó. Quién estuvo en la sala de guerra reunido con las máximas autoridades de México inventando la mentira histórica. Abran los archivos. Si usted está en la disposición de combatir toda la corrupción, de limpiar su institución hágalo para que no les digan corruptos, para que no les digan asesinos. Llevamos 8 años buscando los procedimientos y nada, ustedes mismos son tan descarados porque dicen que ya entregaron la información, pero luego dicen que no fueron y que salieron de internet» – Están subiendo cartuchos, oficial. Nosotros no traemos armas. Que se retiren, si no somos delincuentes, ni asesinos- expuso un campesino. -Por una información que solicitaron de la procuraduría fue que nosotros llevamos gente hasta allá, porque tenían un dato. Fuimos a apoyar esa búsqueda, no teníamos nada que ver en esa situación. Entiendan bien esa parte de la información. No se fue a sembrar, se fue a apoyar para que ellos empezaran a buscar- remarco el capitán. -«Nosotros hemos mantenido el orden y el respeto aquí mismo en Acapulco, tratamos de cuidar que se respete el estado de derecho. Yo soy capitán de navío de infantería. Estamos en orden ustedes, estamos en orden nosotros. Ya di la orden de que nadie con armas» continuo el capitán. -El pueblo está lastimado, entiéndanos… Hay mucho dolor aquí en Guerrero.- dijo Marco Antonio, con sus lágrimas en el rostro. -Nosotros también hemos estado trabajando en nuestras institución y es la más sana. Se les va a escuchar y se les va a tratar de dar lo que tengamos. Se les va a tender bien. Toda unidad militar siempre que viene un grupo fuerte así, se previene, se llama a plan de emergencia, pero ya identificamos que son ustedes, ya se procedió a quitar las armas, sólo fue por seguridad. – subrayo el capitán de la marina. – ¿Qué está pasando con los demás desaparecidos? Siguen las desapariciones, se acaban de llevar a mi hermano Vicente- expreso Marco Antonio Suástegui. – Tú querías golpear a un marino con tu machete – señalo otro marino – Eres un mentiroso. Lo primero que hice fue guardar mi machete. Yo dije, capitán, aquí está mi machete. Eres un mentiroso, por eso no hay respeto hacia ustedes. El más educado aquí soy yo. Han ido a mis terrenos, se han metido a mis parcelas. Yo soy el que viene a dialogar… ustedes no respetan a los civiles- sentenció Marco Antonio Suástegui. La tensión bajó cuando los marinos armados se replegaron y se logró establecer mecanismos de diálogo para que el Almirante los atendiera. Sin embargo, la reunión de unos 30 minutos sólo se pudo acordar que las madres y padres serían recibidos el 27 de junio para brindarles información sobre la desaparición de los 43 estudiantes, con el acompañamiento del Grupo de Interdisciplinario de Expertos Independientes. Es la primera vez que manifestantes irrumpen en la Secretaría de la Marina. El dolor y la angustia de las madres y padres de familia es muy grande que derrumban los portones de las fuerzas armadas de México. No es nada comparado con su dolor inmenso y la profunda preocupación por sus hijos. Las madres y padres han tenido que salir a pelear contra el silencio y la reticencia de las fuerzas armadas, aun cuando el 3 de diciembre del año 2018 el Secretario de la Defensa Nacional y la Secretaría de Marina, firmaron el decreto mediante el cual se crea la Comisión para la Verdad y el Acceso a la Justicia para el caso Ayotzinapa. Ahí se establece por obligación que tienen que aportar toda la información con la que cuenten. Pasó el 2018, 2019, 2020 y 2021 sin que aportaran información alguna. Fue el GIEI que ingresó a los archivos militares y encontró información relevante que habla de que 36 compañeros fueron llevados de barandilla municipal de Iguala a una posible fosa. En 2021 el GIEI pudo extraer de los archivos el video donde se ve a la Marina manipulando el basurero de Cocula. Es claro que los hilos de la verdad se encuentran en los cuarteles militares. Por eso es el emplazamiento que hacen los padres y madres de familia para que el ejército y la Marina rindan cuentas, sean transparentes y pongan a disposición sus archivos. Share This Previous ArticleSiete años de injusticia e impunidad por el asesinato de Antonio Vivar Díaz Next ArticleEfemérides de la violencia 8 junio, 2022