Diana Itzel Hernández Hernández
Hija del luchador social, Ranferi Hernández Acevedo y de Lucía Hernández Dircio
Con especial cariño a:
Lucía Hernández Dircio,
Juanita Dircio Barrios,
Rocío Mesino Mesino y Leslie Ann Pamela Montenegro del Real.
Hoy, en honor a mi madre, una mujer que no era ninguna figura política, ni una estrella de cine, pero sí el pilar de nuestro hogar, que supo sopesar los vaivenes de la impunidad, del dolor, de la discriminación, de la marginación, de la persecución política. Lucía, su nombre de origen latino, significa Lux, que en español quiere decir Luz, en ella devela lo grandioso de su ser, de su personalidad, de su ímpetu por ser feliz, por vivir en plenitud. De ahí que emanen de lo profundo de mi corazón estas sencillas, pero sinceras palabras de lo que siento por ella:
Luz de esperanza/ Luz que ilumina a todas partes/ Luz que da calor/ Luz que aparta todo el dolor/ Luz que protege/ Luz que guía/ Luz que da vida/ Luz que avasalla contra la oscuridad/ Luz que da paz/ Luz que da felicidad/ Luz de valentía, de arrojo, de pureza, de bondad/ Luz de equidad / Luz de Amor…
Entre más te pienso cada partícula de mi energía expide tu nombre; ellos creyeron que al quitarte la vida yo me rendiría, pero no saben que me dejaste lo mejor de ti: llena de bondad para poder ayudar a quien me necesita, fortaleza para salir adelante, no perder la fe en que todo cambie para bien, valentía para enfrentar lo que sea y como venga. Tu Amor para no deshumanizarme, a pesar del vaivén de la injusticia, impunidad, indolencia y vilipendio de las autoridades y del sistema capitalista que vive de las muertes como la tuya, como la de miles de mujeres que a diario las violentan, las vulneran, las asesinan.
Siempre tendrás mi eterna gratitud, pues es a ti, a mi papá, que hoy la mujer que soy es por todo lo que me enseñaron. No me he rendido, aquí sigo, en silencio, en la penumbra de mis pensamientos, pero me pregunto cómo acceder a la justicia y lograr que tu nombre y tu vida sean inspiración de fortaleza, más allá de lo mediático, más allá de lo político, sino más bien, desde el humanismo porque con los días se va perdiendo. Ahí es de donde te pienso mamá. Romper la sinergia de la impunidad y cambiar la situación tan desgraciada en la que muchos se beneficiaron con tu muerte. La vida da muchas vueltas y estoy convencida que tarde que temprano la justicia llegará. Te Amo y te amaré por siempre. Nunca olvides que jamás claudicaré en la exigencia de Justicia y Verdad.
Lucía es una de las mujeres que se suma a la larga lista de mujeres asesinadas y olvidadas desde el seno del poder. No es de extrañarse que las políticas públicas están encaminadas sólo en el discurso, pero no en la concreción de lo que se dice. A eso se le llama simulación.
Este 8 de marzo, al igual que cada año, se conmemora el Día Internacional de la Mujer, ¿cuál es la importancia de tal fecha si en la vía de los hechos no se genera el respeto hacia las mujeres? No se puede nombrar aquello que no se denuncia, y ante la violencia sistemática en la que estamos sumergidas todas las mujeres, jóvenes y niñas, que su vivencia se vuelve cotidianidad ante los ojos cómplices de una sociedad que sólo se mantiene como espectador. ¿En dónde está esa humanidad?
En la reciente venida del visitador de la ONU en el informe de Tlachinollan en su 28 Aniversario, tuve la oportunidad de hablar. Quién diría que la palabra es la única herramienta contra el olvido, contra la injusticia, contra el cerco de la narrativa oficialista. Con un profundo dolor y nudo en la garganta me armé de valor y respiré profundamente, no sabía cómo hablar ante esa autoridad, pero los sentimientos afloran y dejan salir lo que tantas mujeres queremos decir y por miedo no lo hacemos.
Les cuestioné que si nosotros no nos defendemos, ¿entonces quien lo hará? Si no se garantizan los derechos fundamentales, cómo vamos a romper el ciclo de la violencia que padecemos las mujeres, incluyendo la sociedad. Si las instituciones existen, ¿cuándo asumirán su papel? Cada día hay más pobreza, no hay medicamentos, no hay maestros, no hay seguridad, pero la violencia crece a pasos agigantados. Finalicé diciendo: “Si no somos nosotros, ¿quiénes? Si no es hoy ¿cuándo?” Pude sonar muy ruda y agresiva, pero saben que vive en mí el espíritu rebelde. No es un reclamo individual, es un reclamo generalizado.
La historia nos ha dado el ejemplo de que las mujeres debemos luchar, pero ¿hasta cuándo la autoridad hará algo por todas las mujeres que han sido violentadas con una perspectiva de igualdad y fraternidad?
No se puede vivir en el discurso, Guerrero, un estado donde las mujeres han sido pisoteadas, y las que han luchado las han asesinado. Mujer rural, mujer indígena, mujer afromexicana, mujer de hogar, mujer artesana, mujer comerciante, mujer profesionista, mujer diputada, mujer abandonada, ¿cuándo te sumarás con tu voz para luchar por tu libertad?
En el embate de la construcción de una sociedad más justa y equitativa, se debe luchar con las fuerzas del corazón para no terminar como el poema de mi queridísimo y admirable Eduardo Galeano, titulado “Los Nadies”, y es un poema con el que finalizo este escrito sobre el Día Internacional de la Mujer:
LOS NADIES,
de Eduardo Galeano
Sueñan las pulgas con comprarse un perro y sueñan los nadies con salir de pobres, que algún mágico día llueva de pronto la buena suerte, que llueva a cántaros la buena suerte; pero la buena suerte no llueve ayer, ni hoy, ni mañana, ni nunca, ni en lloviznita cae del cielo la buena suerte, por mucho que los nadies la llamen y aunque les pique la mano izquierda, o se levanten con el pie derecho, o empiecen el año cambiando de escoba.
Los nadies: los hijos de nadie, los dueños de nada.
Los nadies: los ningunos, los ninguneados, corriendo la Liebre, muriendo la vida, jodidos, rejodidos:
Que no son, aunque sean.
Que no hablan idiomas, sino dialectos.
Que no hacen arte, sino artesanía.
Que no practican cultura, sino folklore.
Que no son seres humanos, sino recursos humanos.
Que no tienen cara, sino brazos.
Que no tienen nombre, sino número.
Que no figuran en la historia universal, sino en la crónica Roja de la prensa local.
Los nadies, que cuestan menos que la bala que los mata.