Derechos Humanos Memoria imbatible: ¡corazón de acero! Tlapa, Guerrero, a 7 de diciembre de 2024. La presentación del informe de los 30 años del Centro de Derechos Humanos de la Montaña Tlachinollan inició con un ritual de la quema de leña acostumbrada en las comunidades me’phaa de la región de la Montaña. El xiña de la comunidad de Acatepec, Rodolfo Vicario Aurelia, con un ramo de flores y 16 velas amarillas pidió para Abel Barrera Hernández y el resto de los integrantes continúen en el trabajo, “que tengan salud para seguir apoyando a la gente, que la fuerza del fuego los acompañe para que sigan en la lucha y que los proteja para que en el camino no se duerman. Hace cinco años vine y ahora otra vez para purificar los cuerpos y el alma para que tengan fortaleza en la lucha por los derechos humanos”. El humo de copal creaba un ambiente místico y nos llevó a la cabeza del mundo, el pensamiento de los pueblos originarios. Los rostros de las familias de desaparecidos permanecían pacientes con las palabras sagradas. Abel Barrera Hernández, director del Centro de Derechos Humanos de la Montaña Tlachinollan, narra que “el nacimiento de Tlachinollan se da a partir de la inspiración de los pueblos indígenas, no con la misma estructura, pero sí con la misma visión de trabajar de manera horizontal, de trabajar adentro de la comunidad, de compartir la comida, el conocimiento, las herramientas. Es decir, lo que hacen los principales del pueblo, dar consejo, poner el ejemplo, dar servicio, subir al cerro, rezar, poner ofrenda. Todo eso que fuimos conociendo en los 90 nos fue nutriendo de una espiritualidad. Uno es creyente y no le encuentro otro sentido más que esa dimensión mística que se hace como una complexión muy robusta para defender los derechos humanos. No se adquiere en una farmacia o súper, sino ir caminando con la gente”. Con la cosmogonía de los pueblos siguió un poema que denuncia el maremágnum de la violencia de Estado y de los grupos de la delincuencia organizada, teje los acontecimientos desde la guerra sucia, los vuelos de la muerte, la metralla de los caciques y gobiernos represores, la infamia y la perversidad de los militares, los generales torturadores. Pero también la historia rebelde de un pueblo insumiso que quisieron acallarlo con las balas asesinas del ejército. Los campesinos se tuvieron que remontar a la sierra, en la clandestinidad, para enfrentarse a los asesinos del Estado. Lucio Cabañas Barrientos fue el más conocido y el más incómodo para los gobiernos neoliberales. Las familias pagaron con su vida, otros están desaparecidos. Fue una guerra de exterminio. Las graves violaciones cometidas por el Estado han tenido una continuidad como el caso Ayotzinapa, con la desaparición de 43 estudiantes que en este 2024 marcó una década de impunidad. Alan García Campos, coordinador de graves violaciones de los derechos humanos de la Oficina en México del Alto Comisionado de las Naciones Unidas, siempre solidario con Tlachinollan. “El informe y el espacio que se generó ayer nos muestra con contexto muy complejo. Quiero reconocer a todos los colectivos de familiares de personas desaparecidas que nos dieron una reflexión muy fecunda; colectivos de Guerrero, Veracruz, Guanajuato, Estado de México, Ciudad de México, incluso de Coahuila. Desde la oficina queremos refrendar el compromiso y seguir impulsando la agenda a favor de la verdad y la justicia, pero estando en Guerrero queremos solidarizarnos con la gente que está enfrentando, regularmente de la región de la Montaña, niveles de violencia extrema, que se han sumado a los inaceptables, lamentablemente también, imperecederos y endémicos problemas de exclusión, discriminación, pobreza, racismo, despojo, rapacidad e indiferencia. El informe de Tlachinollan nos muestra una vez más la fuerza de la esperanza, pero también el papel crucial que desempeñan las organizaciones de la sociedad civil en México, y por eso queremos reconocer a Tlachi, como cariñosamente se le conoce a la organización, por su aporte, su contribución. En estas sus primeras tres décadas, a todas las personas que actualmente laboran, a todas las personas que han laborado en estas organizaciones y que muchas se han dado cita en este medio día”. “Tlachinollan tiene múltiples méritos y uno de ellos de manera consistente es presentar informes como de este medio día. Informes que nos ayudan identificar por lo que está atravesando la entidad federativa, que nos permiten identificar y entender el contexto local, pero sobre todo que nos animan a transformar, cambiar, modificar, construir algo diferente. Son 30 años que se condensan en este informe, una historia ejemplar que se ha nutrido como ayer y hoy que han enfatizado particularmente, Abel, fundador y piedra angular de este proyecto, se ha nutrido en el andar de los pueblos y comunidades de la Montaña y Costa Chica; en la confianza que las personas han depositado en la organización y sobre todo en la dignidad de las víctimas y en la sabiduría ancestral de los pueblos de esta región”, comentó Alan García. Alan García destacó tres elementos del informe: “el primero, está acompañado de otra serie de elementos complementarios que le dan un realce a las banderas que se promueven por parte del centro de derechos humanos de la Montaña, que fomentan la esperanza y dignifican a las personas que han acompañado, en algunos casos representados. Me refiero a los gráficos, los poemas, las imágenes que abundan en la publicación… segundo, la integridad de la agenda. Creo que es difícil encontrar a una organización que trabaje este amplio abanico de temáticas con la profundidad, el compromiso, convicción, mística con la que nace Tlachinollan y el equipo. Va desde la desaparición de personas, elemento importantísimo en este informe, que no lo parecía originalmente, pero lo que nos muestra es la crudeza de una nueva realidad que está abordando Tlachinollan: violencia de género, crítica de seguridad, jornaleros agrícolas sometidos a la esclavitud moderna, los derechos de los indígenas y afromexicanos, la defensa de los recursos naturales, derecho a la vivienda, salud… el tercero, hay una multiplicidad de sujetos de derechos, las personas titulares en su dimensión individual y colectiva, y una apuesta muy decidida de Tlachinollan a favor de las víctimas y aquellas personas que están en una condición de mayor vulnerabilidad por su condición de pobreza, marginación, por no hablar español, el color de la piel, entre otras razones de exclusión…” Alicia de los Ríos Merino, abogada e historiadora, referenció a Guerrero como el nodo de los acontecimientos sociales no desde ahora, sino desde los 90, concretamente en el 94 cuando Tlachinollan empieza a caminar en las veredas de los derechos humanos como muchas organizaciones en el país. “Ahí estábamos y no nos hemos ido. El título: Memoria imbatible, corazón de acero me parece una metáfora justo para decir que quienes se dediquen a la defensa de los derechos humanos, no es que se vaya endureciendo el corazón, es que cada vez se va haciendo más fuerte porque si no, no sobrevives en la tarea. También la memoria se va haciendo más fuerte y se tiene que ir haciendo más grande y compartida para que nos alcance a cubrir los embates del poder… La estructura tiene una lógica poética que es muy parecida a la de Julio Cortázar en Rayuela, tú lo puedes empezar a leer en cualquier parte y te puede llevar al presente o a un pasado de hace 50 años protagonizado por Lucio Cabañas, Rosendo Radilla y por miles de compañeros y compañeras más que sufrieron los embates de las fuerzas militares…” Tania Ramírez del Colectivos Hijos e Hijas de la Ciudad de México y directora Ejecutiva de la Red por los Derechos de la Infancia en México (Redim) dijo que “este aniversario es muy especial por los 30 años de Tlachinollan, pero además México está vibrando por muchos aniversarios. Creo que a nadie escapa que empezando el año conmemoramos el levantamiento zapatista. Los 50 años del asesinato de Lucio Cabañas y también en la Glorieta de las y los Desaparecidos pudimos acompañar a Tita en la desaparición de Rosendo Radilla”. El camino sinuoso de los derechos humanos: Abel Barrera Extractos de su intervención en la presentación del 30 informe de Tlachinollan: Magencio, un maestro que fue sacado de su casa, fue desaparecido y torturado en un cuartel militar para preguntarle quién de la comunidad estaba en la guerrilla. Le enterraban agujas en los dedos de los pies y le decían esto le estamos haciendo a tu hijo, así que dinos, participas o no en la guerrilla. Él les decía que no. Lo amarraron a una tabla, desnudo, le ponían agua y le daban toques, lo estremecían, se desmayaba, esperaban a que se repusiera y otra vez. Dos días y dos noches. La esposa de Magencio vino a vernos a otro día. No sabíamos quién se lo había llevado ni a dónde. Lo único que hicimos aprendiendo fue denunciarlo a los medios de comunicación. Magencio recuerda dentro de la tortura que dijeron ya salió en los periódicos esta chingadera. Eso ayudó porque nosotros empezamos a señalar que había sido el ejército. Al tercer día lo tiraron con su hijo en el crucero de El Peral, una curva en la carretera Chilpancingo-Chilapa. Después llegó Magencio, nos platicó que era el ejército. Nos dijo quiero que me ayuden, quiero que pongan la denuncia. Los abogados que estaban eran de servicio social aprendiendo. Se puso la denuncia, la documentamos. Ya estaban las emboscadas del EPR, entonces el ejército andaba por todos lados agarrando gente. En la recomendación 93/2001 de la CNDH vienen todos los casos de Guerrero de tortura y desaparición, de 24 documentamos 17. Magencio se fue a su comunidad a dar clases, era un maestro aguerrido. Una noche dos personas armadas lo amenazaron de muerte. Pusimos una denuncia, pedimos medidas cautelares a la Comisión Interamericana, todavía no sabíamos mucho de eso. Pero la amenaza también llegó a Tlachinollan. En una llamada una voz femenina suave nos dijo que dejáramos de defender a los delincuentes o nos íbamos a arrepentir. Entendimos que era por defender el caso de Magencio. Solicitamos medidas cautelares, las otorgaron, el Centro Prodh nos ayudó. Había protección policiaca en la oficina y en los recorridos, pero después llegó una queja de que golpearon a un joven, así que dijimos para qué nos sirve una protección así. Ese fue el punto de arranque, la prueba de fuego. Y así como las mujeres sabias tejen en un telar su cosmovisión, su expresión del mundo, su manera de comprender la vida, este fue el telar que empezamos a urdir con compañeras y compañeros, con estudiantes, con Vidulfo. Fue un aprendizaje en la Montaña muy cercano a la gente. Aprendimos a acompañar a las compañeras viudas de El Charco que desde 1998 exigen justicia por las ejecuciones de sus esposos. Su caso está en la CIDH, ya está el informe de fondo. Es muy satisfactorio platicar con Inés Fernández que venció al ejército. Valentina les dijo en su cara a los militares ustedes son los responsables de la violación sexual. Y poder escuchar a las juezas de la Corte Interamericana decir que el Estado mexicano es responsable de violar los derechos humanos de Valentina Rosendo Cantú, además de tener a tres militares en la cárcel. Inés tiene el centro comunitario para la atención de mujeres indígenas víctimas de violencia, es una reparación comunitaria que se logró a nivel de la Corte Interamericana. Las madres y padres de los 43 nos han enseñado a pelear con mucha fuerza, con ese acero que tienen de encarar al presidente de la república y decir queremos esos 800 folios, queremos que se investigue al ejército. Nos vimos obligados a interponer amparo porque en las comunidades no hay maestros ni médicos. Ayer llegaron los maestros a Petlacala después de dos años. En la tierra de Arón ya hay médico, pero no hay medicamentos. San Miguel que tenía el 75 por ciento de su territorio concesionado ganó dos amparos. Eso dio pie para que se formara el Consejo Regional de Autoridades Agrarias en Defensa del Territorio. El Registro Agrario Nacional ya aprobó varios estatutos comunales. San Miguel hizo sus estatutos en me’phaa, no se los querían aprobar, tuvimos que ir con los pueblos a protestar al RAN. También el año pasado concluyó el reglamento de la CRAC, tanto de El Rincón, como de las cinco casas de justicia. Ahora acompañamos a la CRAC para que los diputados reconozcan el sistema de justicia comunitario porque no hubo reforma en el ámbito de la justicia comunitaria y el territorio. Hemos acompañado casos de derechos colectivos, derechos de los pueblos, derechos económicos, derechos civiles, y ahora esta lucha por los defensores y defensoras comunitarias que han asesinado, desaparecido como Ranferi Hernández, Vicente Suástegui, Antonio Vivar. Con Arnulfo Cerón nos pusimos a prueba porque hubo una colusión entre autoridades municipales y crimen organizado. Se logró dar con los responsables, algunos están sentenciados a 50 años, pero faltan otros. Tenemos la ayuda de la ONU, de colectivos, de organizaciones de Guerrero como el Morelos. Tenemos el apoyo nacional e internacional. Por Amnistía Internacional aprendimos cómo se hacen campañas para exigir la libertad de los presos de conciencia como Felipe Arreaga, Raúl Hernández. En los casos que llevamos a la CIDH nos acompañamos de CEJIL, como el de Vicente Suástegui, el del maestro Gregorio Alvarado, el de Bonfilio Rubio Villegas. Sobre todo, hemos tenido el cariño de las comunidades. Aprendimos a tomar mezcal, a bailar en el cerro para pedir la lluvia. Pensar en que los sabios también rezan por nosotros es un gran regalo. Recordamos a Lucio Cabañas y Rosendo Radilla. Son 50 años de graves violaciones a los derechos humanos, con los 30 años de Tlachinollan y los 10 años de la lucha y resistencia de las madres y padres de los 43, y los demás años de los demás colectivos. Share This Previous ArticleHistorias luminosas en tiempos de infortunio Next ArticleLa defensa de los derechos humanos en tiempos de infortunio 4 días ago