A todos los colegas del gremio periodístico de Guerrero, les patentizamos nuestro aprecio y admiración por su compromiso y arrojo. En medio de múltiples riesgos y malos tratos de los gobernantes, siempre han estado al lado de los silenciados y explotados.
Después de la pandemia de Covid 19, varios compañeros y compañeras migrantes experimentamos la fragilidad de nuestras vidas, la soledad que padecemos y que nos hizo tocar fondo. Muchos paisanos murieron sin que nadie pudiera auxiliarlos. A todos nos marcó esta tragedia porque sentimos cómo nuestra vida se escapaba. Lo más cruel era que a nadie de los americanos que nos veían sufrir, les preocupaba lo que nos pasaba. Para la mayoría de ellos, nosotros no existimos, ni valemos.
Los mismos paisanos que ya llevan años viviendo se portaron igual, nos miraban con desprecio y nos dejaban morir en nuestros cuartos. Es algo muy duro, que lamentablemente ya lo padecemos como algo cotidiano. No queda otra que endurecer nuestra piel y tragar nuestras lágrimas. Así resistimos y luchamos, haciendo frente al racismo y padeciendo la discriminación en el trabajo y en la misma calle.
Por eso tomamos la decisión de organizarnos como indígenas, de acuerparnos como hermanos y de asumir nuestra identidad con orgullo. El 18 de diciembre de 2020 conformamos el Consejo de Pueblos Originarios en la ciudad de Nueva York, como un espacio abierto para todos los que se adscriben a un pueblo indígena. Fue muy complicado lograrlo, sin embargo, con el ímpetu de varios compañeros que han asumido la defensa de nuestros derechos, nos unimos y compartimos los problemas en común para hacer visible nuestra existencia como migrantes indígenas.
Con el paso del tiempo logramos que el consulado mexicano abriera una ventanilla para la atención directa de la población indígena. Este logro parece insignificante, pero es de gran relevancia porque logramos simplificar todo el trámite burocrático que implica conseguir una cita con el cónsul. Los paisanos que tienen problemas ya saben que los días viernes pueden llegar a la ventanilla para ser atendidos. El jueves también brindan atención a los deliveristas.
Ante las amenazas que arrecian en varios medios de comunicación, que regularmente ven nuestros paisanos en Estados Unidos, como Univisión, se ha generado una psicosis por la información que constantemente vierten sobre las deportaciones masivas. Todo es un caos porque nadie sabe con certeza qué es lo que va a pasar. Se habla mucho de que esto pueda suceder. Mucha gente lo celebra y lo notamos por las actitudes de quienes se sienten americanos, al tratarnos como lo peor, como los causantes de todo lo malo que hay en Estados Unidos. Su racismo sale a flote y muchos se sienten engallados por el triunfo de Trump. Los mismos policías cuando nos revisan por cualquier motivo, nos dicen que con la llegada del nuevo presidente las reglas van a ser diferentes. Con ese tipo de comportamientos quieren demostrar su poder y hacernos sentir que nada valemos. El miedo se ha arraigado más entre la población migrante que se encuentra en estancias que el mismo gobierno abrió para brindarles un espacio temporal. Temen ser los primeros deportados, por eso algunos han optado por salir de la ciudad de Nueva York. La mayoría vamos a esperar a que llegue el momento. Es duro soportar este trance, sobre todo, de aguantar el discurso de odio impulsado por el nuevo presidente que alienta la animadversión y la criminalización solo por ser migrantes.
Hace 3 semanas firmamos un convenio con el consulado de Nueva York, con el fin de contar información fidedigna sobre las acciones que emprenderá el gobierno de Trump y cómo el gobierno de México nos va apoyar para afrontar estas amenazas. Habrá abogados que nos asesorarán, también han elaborado una cartilla para saber qué hacer si llega la migra a nuestros domicilios. Regularmente lo que han hecho es meterse y llevarse a todos los que ahí encuentran, pero eso es ilegal, porque violas el domicilio y no está permitido hacer razias. Tenemos que aprender a defendernos, porque los migrantes tenemos los mismos derechos que cualquier persona, solo que por estar en otro país nos criminalizan y estigmatizan. El consulado también nos apoyará con la traducción en nuestras lenguas del folleto que nos proporciona la información básica sobre los derechos que tenemos como personas migrantes.
Las últimas redadas se han dado en las tiendas departamentales, sobre todo en los estacionamientos. Ahí ubican a los paisanos que van en sus carros. Les piden sus documentos y con ese pretexto los detienen y los suben en las patrullas de migración. En esas circunstancias no puedes hacer nada porque te agarran en la vía pública, por eso, tiene uno que ubicar los lugares de mayor riesgo. Como paisanos tenemos que ayudarnos y estar alerta ante acciones ilegales y violentas por parte de los policías, que en su mayoría están entrenados para someter y golpear salvajemente a la gente indefensa.
Las y los guerrerenses que viven en Estados Unidos se han arraigado en Chicago, Atlanta, Virginia Beach y Nueva York. Los más prósperos son empresarios, dueños de restaurantes, de tiendas de conveniencia o de autoservicio que importan productos mexicanos, sin embargo, la mayoría son trabajadores de restaurantes, limpian casas, principalmente con la comunidad judía. Los que más padecen los estragos del frío y la dureza del trabajo son los que contratan en las grandes construcciones o están en los campos agrícolas. Ahí empiezan las actividades desde las 4 de la mañana. A pesar de tanto sufrimiento y agotamiento físico, los jóvenes prefieren estas jornadas, porque consideran que el dólar les permite ahorrar un poco para enviarlo a sus familias. Son las remesas las que ayudan a resolver las necesidades más urgentes que enfrentan los padres, los hijos y la esposa.
Lo más crítico es que aún con estos grandes esfuerzos las nuevas generaciones de migrantes no tienen mejores condiciones de vida, son parte de la amplia franja de las familias pobres de Estados Unidos. Pocos acceden a la educación superior, principalmente por los altos costos y también por la necesidad de trabajar muy joven para que haya un ingreso más en la familia. El elitismo escolar y el clasismo imperante en la sociedad estadounidense forma parte de los muros invisibles que impiden que los jóvenes migrantes se integren en los espacios universitarios. El rezago educativo sigue reproduciéndose en la misma urbe de hierro.
La población migrante se encuentra en vilo por la llegada de Trump. La red consular de México en Estados Unidos ha organizado foros en todo el país para conocer cómo se están preparando ante la llegada de Trump, sin embargo, todo es mera elucubración. En estos foros se está impulsando las figuras de los promotores comunitarios, sin embargo, hasta la fecha no se ha realizado algún curso o taller para preparar esta supuesta embestida. También se comenta que los consulados liberarán recursos para abogados que puedan asesorar a gente que sea detenida, pero tampoco hay nada concreto. Cuando se les pregunta cuánto y dónde pueden consultar los fondos, la respuesta queda en el aire “se liberarán conforme se necesite”. Las comunidades de migrantes comentan que el gobierno de Trump se irá contra los que ya tienen órdenes de deportación vigente o los que están en las cárceles, sin embargo, temen que haya redadas en escuelas y en hospitales. A pesar de que Nueva York, Chicago y Los Ángeles son ciudades santuarios, el próximo gobierno de Trump ya se ha reunido con los alcaldes, como sucedió con Eric Adams de Nueva York, el pasado 12 de diciembre, sin saber a ciencia cierta de qué hablaron.
El consulado de México se está reuniendo con iglesias y centros comunitarios para conocer la opinión de estas comunidades. Es algo muy raro que se den estos encuentros porque siempre se ha dado un distanciamiento con los centros confesionales. Hablan de todo lo que harán, pero todavía no existe la famosa aplicación en tiempo real para alertar a la comunidad migrante. Lo que actualmente funciona es el programa de FINABIEN que está enfocado a enviar remesas a México a través del banco Bienestar, sin embargo, no se ha difundido ampliamente entre la población migrante.
Difícilmente la gente imagina una deportación, saben que si retornan les tocará empezar de cero. Lo único que les queda como consuelo son sus ahorros y lo que lograron construir en su comunidad. La certeza más amarga es que no tendrán una vida similar a la de la Unión Americana. La gran incógnita es ¿qué harán en un estado como Guerrero donde impera la violencia y donde no existen fuentes de empleo? El actual gobierno de Evelyn no está preparado para hacer frente a un escenario adverso ante la inminente deportación de muchos guerrerenses. A nivel federal tampoco hay una ruta trazada para amortiguar esta avalancha migratoria. La apuesta de todos es que estas amenazas no se materialicen y que el discurso beligerante del presidente Trump transite hacia un diálogo respetuoso, que no criminalice a los migrantes y que valore el gran aporte que han dado a su país. La apuesta es por la civilidad, lamentablemente el ambiente se ha enturbiado y ha emergido la xenofobia, el clasismo, el racismo en muchos sectores de la sociedad. Ellos los culpan de todos los males que han incubado los mismos gobiernos: como el armamentismo, la violencia, el alto consumo de drogas sintéticas y miles de muertes de jóvenes que la consumen; la brutalidad policiaca, la impunidad de la que gozan las élites políticas, que son inmunes ante la ley. La realidad es que la sociedad norteamericana enfrenta problemas muy graves que tiene que atender con urgencia, pero el presidente Trump ha optado por centrar su ataque contra los migrantes. Le resulta más redituable vender la idea falaz de que ellos son los culpables de todos los males que se multiplican en la sociedad americana. En realidad, lo que ha puesto al descubierto son los pies de barro de un imperio que se jacta de ser invencible.
Foto: autoridad tradicional Ñuu Savi
Centro de Derechos Humanos de la Montaña Tlachinollan