Fecha | Miércoles 29 de Febrero de 2012
Medio | La Jornada Guerrero
Autor | Luciano Tapia
Ciudad de México, 28 de febrero. Al salir de la Presidencia de la república, Felipe Calderón Hinojosa “dejará desatención a los jornaleros porque les quitó lo poquito que había en cuanto a programas de atención directa”, sostuvo el director del Centro de Derechos Humanos de La Montaña Tlachinollan, Abel Barrera Hernández, luego de presentar el libro Migrantes somos y en el camino andamos, que muestra que en la montaña de Guerrero se condensa la tragedia de nuestro país.
Ante el representante de la Alta Comisionada de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, Javier Esteban Hernández Valencia, y Victoria Cruz López, coordinadora del Programa Infantil para la Erradicación del Trabajo Infantil de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), Barrera Hernández sostuvo que a lo largo de los años se han agravado los hechos de hostigamientos, amenazas e incluso terribles como la desaparición forzada y ejecución de los defensores indígenas, Raúl Lucas Lucía y Manuel Ponce Rosas, presidente y vicepresidente de la Organización para el Futuro del Pueblo Mixteco en febrero de 2009.
Por su parte, Javier Esteban Hernández Valencia dijo que el documento presentado por Centro de Derechos Humanos de la Montaña Tlachinollan contiene testimoniales importantes en los cuales los indígenas migrantes señalan las más crudas vivencias de las injusticias y de los tratos que estos reciben de los patrones en los campos agrícolas en donde laboran jornadas de hasta 14 horas por una paga mínima que ofrecen por la mano de obra.
De acuerdo con el documento, en La Montaña se ve de manera descarnada el proceso de deshumanización que los gobiernos apátridas han impuesto a los pueblos originarios de México, “a causa de su ambición desmedida y obsesión enfermiza de hacer del país un campo fértil para seguir colocando en la piedra de los sacrificios, la sangre de los olvidados”.
Señala también que el gobierno los ha condenado a trabajar como esclavos a subsistir como jornaleros agrícolas: “Los ha expulsado de sus tierras y los ha desplazado de manera forzada a los campos agrícolas para que trabajen como vasallos del capital transnacional en donde no importa sus nombres, su origen, sus condiciones físicas, mucho menos sus derechos y su dignidad, lo que importa es que rindan y que generen riqueza”.
Sostuvo que el documento presentado en la sede del Centro Nacional de Comunicación Social, que en México 405 mil 712 familias, aproximadamente están en permanente movimiento entre sus zonas de origen y a las que migran y dice que de acuerdo con la Encuesta Nacional de Jornaleros Agrícolas (ENJO), realizada por la Secretaría de Desarrollo Social (Sedeso) en 2009, en el país 2 millones 40 mil 414 personas, de manera de manera temporal o permanente, realizan actividades de agricultura y que de cada tres, es decir, 58.5 por ciento de jornaleros o jornaleras que emigran provienen de municipios de muy alta marginación de los cuales se encuentran principalmente en los estados de Guerrero, Chiapas, Oaxaca y Veracruz.
En otro punto, establece que en México 26 por ciento de la población es migrante, de ellos 9 de cada 10 son migrantes internos sumando un total aproximado de 3.5 millones de migrantes, de los cuales son de origen indígena.
Barrera, Hernández Valencia y Cruz López coincidieron en señalar que mientras los gobiernos, federal, estatal y municipal no logren una mejor coordinación para llevar a las comunidades vulnerables los programas sociales como los productivos, la pobreza como la marginación será difícil de erradicar.