Fecha | Sábado 15 de Junio de 2013
Medio | El Sur
Autor | Zacarías Cervantes
Chilpancingo. El Centro de Derechos Humanos de la Montaña, Tlachinollan, denunció ayer que el gobierno del estado ha mostrado una total indiferencia y apatía a los problemas que enfrentan los migrantes en otros estados del país a donde se van en busca de trabajo, y que muchos de ellos o sus hijos mueren abandonados a su suerte.
El organismo citó como ejemplo el caso de la niña de 8 meses de edad, Tiburcia Zenadia, quien murió en Guanajuato y su familia tuvo que enfrentar la situación desprotegida del gobierno estatal.
La coordinadora del área de Migrantes de este organismo, Isabel Margarita Nemecio dijo que antes de que muriera la niña (el martes pasado), Tlachinollan alertó de esta situación a los titulares en Guerrero de las secretarías de Desarrollo Social, Beatriz Mojica Morga, de Asuntos Indígenas, Filemón Navarro Aguilar, de Salud, Lázaro Mazón y de Migrantes y Asuntos Internacionales, Netzahualcóyotl Bustamante Santín de las condiciones en que vivían los hijos de los migrantes en esa entidad.
Denunció que la muerte de la menor indígena mixteca, hija de jornaleros de Guerrero que laboran en los campos agrícolas de Guanajuato, “es el reflejo de la desatención que tienen las autoridades a los migrantes”.
Margarita aseguró que a esos secretarios les enviaron una serie de escritos alertándolos de la situación de vulnerabilidad de los migrantes indígenas de la Montaña que laboran en Guanajuato, “pero nunca hicieron caso”.
La bebé Tiburcia Zenaida, hija de migrantes de Metlatónoc murió en un campo agrícola de León por desnutrición.
En un comunicado que emitió el jueves el gobierno de Guanajuato se quejó de que hasta ese día el gobierno de Guerrero no se hubiera comunicado para conocer las condiciones en que laboran los migrantes de la región de la Montaña, según dijo la misma representante de Tlachinollan.
“Nosotros estuvimos allá en Guanajuato y la verdad es indignante la situación en que laboran los jornaleros agrícolas de la Montaña”, dijo Nemecio, entrevistada vía telefónica.
Dijo que las condiciones laborales de los jornaleros “son deprimentes, pues aparte de que ganan bajos salarios, viven en bodegas, en condiciones infrahumanas”.
Añadió que una situación grave es cómo viven los hijos de los jornaleros, quienes también tienen que trabajar para ayudar a sus padres.
Margarita Nemecio explicó que un censo que han recabado organismos de derechos humanos reveló que del total de la población jornalera que se dedica a la pizca de chile verde y serrano, que es de más de dos mil personas, el 30 por ciento son niños.
Lamentó que pese al deceso de la bebé, quien fue sepultada en los campos agrícolas, en Guerrero ninguna autoridad al parecer se dio por enterada.