Tu testimonio iluminó nuestro caminar en la Montaña.
A pesar de la lejanía y la pesada soledad de las luchas,
siempre te sentimos a nuestro lado.
Fuiste como un roble: imbatible, frondoso, límpido.
Tu generosidad se esparció por todas las comunidades pobres de Mexico con tu mensaje de justicia y de paz.
Fuiste la lluvia tenue y pertinaz que impregnó la tierra arisca y huraña, donde floreció la espiga de los derechos humanos.
Todo nuestro respeto y admiración