Alcozauca de Guerrero, a 11 de enero del 2025. Familiares, niñas y niños, amigas vecinas de la cabecera municipal y de comunidades aledañas realizaron una marcha en las principales calles para exigir justicia por el feminicidio de Leuteria Reyes Benito, asesinada brutalmente el 5 de enero por un policía municipal. Exigieron a la gobernadora, Evelyn Salgado Pineda y a la presidenta de México, Cluadia Sheinbaum, cumplan sus promesas de campaña de dar seguridad. También reclamaron al presidente municipal, Crispín Agustín Mendoza, que prometió dar seguridad en su campaña, pero no se ve nada. Una joven de 15 años fue asesinada en el mismo lugar que fue atacada Leuteria, son tres feminicidios acaecidos en Alcozuaca.
“No podemos seguir tolerando este tipo de actos. Vamos a marchar para que vean en las calles que hay gente pidiendo justicia”, dijo Maximiliano. Sin embargo, antes de iniciar la señora Eva señaló que “es triste lo que está pasando. No es la primera ni la segunda, en Ixcuinatoyac hubo dos asesinadas, una baleada y otra a machetazos. Hay justicia, pero para las mujeres que tienen dinero, las que se visten bien y hablan bien el español. Pero para las mujeres indígenas que apenas hablamos el español y apenas nos defendemos nos dicen –‘si quieres justicia dame 100 mil pesos y recuperas a tus hijos’. No podemos permitir esto. Dónde están sus promesas de campaña (del presidente municipal), justicia para todas. Por qué se ensañaron con esta pobre mujer, pidió auxilio, siendo empresario el presidente pudo decir aquí está una casa vente con tus hijos, pero no, dejó que se las arreglara. Lo que más coraje da es que te digan no hay justicia para ti, pero en tiempos de campaña dicen lo que les da la gana y llegando al poder te ignoran. Los que queremos justicia estamos aquí, somos muchas mujeres que sufrimos violencia. Pedimos justicia para esta mujer”.
La manifestación comenzó en la plaza cívica de Alcozauca con más de 80 personas. Se incorporaron con sus pancartas de «justicia para Leuteria», caminaron sobre la calle Miguel Espinobarros. Los rostros de las mujeres permanecían altivos, a pesar del dolor que oprimía sus corazones. En sus manos sostenían veladoras prendidas y ramos de buganvilias blancas y rojas.
El recorrido llegó hasta el hospital comunitario de Alcozauca, donde Leuteria fue atendida luego de las 30 lesiones que le provocó el feminicida. Siguieron por la calle Vicente Guerrero gritando la consigna «¿qué queremos? ¡Justicia! ¿Cuándo la queremos? ¡Ahora! ¿Para quién la queremos? ¡Para Leuteria!» y «mujeres unidas, jamás serán vencidas». También gritaban «¡no queremos policías corruptos!» y «¡cero impunidad!» Los vecinos de la comunidad Na Savi salían de sus casas para ver a las manifestantes. Algunas señoras con sus hijos en el brazo, desde sus ventanas, tiraban la mirada escrudriñadora. Los semblantes afligidos dejaban pasar la marcha y aún a lo lejos seguían sus ojos fijos.
Poco a poco la gente se fue enterando por el escándalo de la vocina con la voz de Eva invitando a las mujeres a sumarse a la protesta. Le dieron por el Calvario, pero para entonces niñas, niños y mujeres permanecían en las calles. Con sus celulares grababan las imágenes de los gritos desesperados de exigencia de justicia. Otras más guardaban en su memoria el horror y la infamia. En el fondo saben que no hay seguridad por eso su exigencia es que cambien el personal de policías, que revisen el perfil de las personas que formen parte del ayuntamiento y los policías destapen sus rostros. No hay confianza.
El recorrido siguió hasta que nuevamente llegó la plaza cívica donde realizaron un mitin. Don Zacarías, padre de Leuteria, agradeció a las ciudadanas y ciudadanos “por acompañarme en la marcha a nombre de mi hija. Yo no presentía esta tragedia de mi hija, porque este es un municipio donde supuestamente debería de haber seguridad, donde hay policía, quienes brinda seguridad a todas las comunidades. He visto la presencia de los militares por eso no imaginé que esto le fuera a suceder a mi hija, porque pensé que estaba segura. Ella se vino a trabajar para mantener a sus hijos y la mataron. Exijo que no liberen el asesino de mi hija. ¿Por qué le hizo esto a mi hija? Le ocasionó aproximadamente treinta heridas con el cuchillo, a nadie se le desea esto. Todavía estaba viva, pero antes de llegar al Hospital de Chilpancingo falleció. Exijo a la autoridad que sea honesta de procurar la justicia para mi hija. Según el gobierno de la república dice que ahora habrá seguridad, los ciudadanos estábamos contentos con el discurso, pero ¿qué está pasando? Los militares llegan y se concentran en el centro del municipio, no recorren para la vigilancia y más porque hay niños que estudian y podría pasarles lo mismo. Esto que le pasó a mi hija no es agradable para mí. ¿Acaso mataron un animal o un perro?”
Con el dolor en el alma don Zacarías lamentó que ninguna autoridad le dio información sobre su hija. Tuvo que ser personal del hospital quienes le avisaron. Los funcionarios del municipio no dieron parte al comisario de la comunidad Na Savi Cruz Fandango de donde es Leuteria. Nadie dijo nada. “No tengo miedo de estar hablando aquí, si a mí también me van a matar pues que me maten, de todas maneras, me voy morir. Reclamo a mi hija porque no es justo lo que le hicieron”.
Leuteria era “una joven madre que lo único que buscaba era trabajar para llevar la comida sobre la mesa de su familia, sin embargo, un policía le quitó la vida sin pensar que esta policía tenía hijos, era madre. Le arrebató la vida, mas no pudo acabar con su espíritu. Justicia es lo que clama el padre de Leuteria. El dolor es muy grande, por eso lo que el pueblo quiere es justicia para que este asesino no salga”, dijo Maximiliano.
“Que llegue a oídos de la presidenta y de la gobernadora, y volteen a ver el municipio de Alcozauca porque no puede quedar impune este caso. Aquí está el padre de Leuteria, Zacarías, estamos contigo. Pedimos justicia para el pueblo na savi. Tu hija salió a trabajar, salió a buscar el sustento para sus hijos, desgraciadamente perdió la vida a manos de un cobarde. No merece que esté vivo porque esto que le hizo es horrible. Las mujeres de Alcozauca valen igual que los hombres”, señalaron los manifestantes.
Las mujeres fueron las más indignadas, la mayoría conocía a Leuteria y su feminicidio despertó la rabia porque los casos de violencia doméstica son numerosos, pero ahora, además de no estar seguras en sus hogares, también temen a los policías. “Aquí cuando una mujer denuncia violencia le dan más el lado al hombre, no hay apoyo para proteger a la mujer, es muy machista, se piensa que valemos menos. No es la primera mujer que matan aquí en Alcozauca, pero es como si no pasara nada. A pesar de que hay autoridades, ya no estamos seguras. Vamos a hacer justicia por nuestra propia mano si el gobierno no lo hace”, dijo una de las mujeres.